Parashat Ha'Shavúa , -14 Elul, 5767
Jag Succot Sameaj MeHa'Hillel sheKayam lifne sheHayu Batei HIllel.
"Una buena y feliz fiesta de Sucot desde la Primera Casa de Hillel de los EE.UU."
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Esta noche, al ponerse el sol, empezamos la tercer de las cuatro fiestas principales del sagrado mes de Tishre. La primera, Rosh Ha'Shaná nos enseñó a hacer un inventario de la vida, de enterarnos de los aspectos buenos de la vida de las maneras por las cuales podemos mejorar la vida. Los días intermediarios entre Rosh Ha'Shaná e Iom Kippur se llaman los días de arrepentimiento y nos enseñan a perdonarnos y a nuestro prójimo. Nos enseñan que todos vivimos en un mundo interconectado y que lo que hacemos influye la vida ajena. Iom Kippur, el día del gran ayuno nos hace enfrentar nuestra relación con D'os. Nos recuerda que hasta cuando nos mentimos a nosotros mismos, no podemos mentir antes de D'ós. Ahora después de estos días importantes nos dirigimos a los regalos de D'ós.
La fiesta actual, la tercera del mes, Succot (ramadas/cabina con tres paredes), es la más compleja de las fiestas. Construida alrededor de tres temas: el histórico, el ético, y el filosófico, la fiesta es unificada por la armonía del agradecimiento a D'ós y por la comprensión que cada día de la vida es un regalo precioso. Succot nos enseña acerca de las dificultades del viaje de 40 años de nuestro pueblo, desde la esclavitud egipcia hasta la libertad de Israel. También nos enseña que la libertad nos llega con responsabilidades y por eso Le damos gracias a D'ós no solamente por la cosecha sino por el derecho de poder trabajar. Por fin, esta fiesta nos enseña que nada es permanente, que todo cambia y que la vida es una serie de unidades de tiempo interrelacionadas. Como las frutas colgadas del techo de la succá (ramada/cabina), toda la vida se seca y se marchita.
Esta comprensión, que nuestro tiempo tiene limites no significa algo deprimido sino algo librante. Al darnos cuenta de que nadie tiene "tiempo sin limites" significa que todos tenemos la obligación ética y moral de utilizarlo con sabiduría, de cosechar de cada momento lo esencial de la vida. Succot nos recuerda que la vida es frágil, que puede desaparecernos como un rayo. El regalo de la humanidad es el conocimiento que vivimos dentro de las fronteras del tiempo, y que nadie vivirá para siempre. Al celebrar nosotros esta tercera fiesta religiosa del mes, recemos que todos usemos nuestro tiempo con sabiduría y que compartamos con D'ós la creatividad en todas nuestras acciones.
Rabbi Peter Tarlow