22 Setiembre, 2005
Septiembre 22
Dicen que el rostro es el espejo del alma; en él se manifiestan los distintos estados anímicos, las distintas disposiciones internas.
Si no quieres que tu rostro refleje la cólera o el mal humor, no lo fomentes en tu interior; no ofrezcas a tus familiares, a tus dependientes, a quienes tratan contigo, o se mueven a tu alrededor, la triste escena de un rostro amargado, aplastado, repelente.
Ofrece más bien un aspecto alegre, optimista, emprendedor,
la sonrisa es siempre más atractiva que el ceño adusto o el gesto amargante.
y no sólo más atractiva, sino también más constructiva, serás más, conseguirás más, serás más útil, si en tu interior fomentas el orden, la tranquilidad y una serena paz.
Serás más acepto a los demás, porque en tu exterior, en tu rostro aparecerá tu interior.
Los cinco minutos de Dios de Alfonso Milagro
Silvia Mónica del Rio
San Guillermo-Santa Fe-Argentina