1º de octubre 2005, ángel
Querido maestro, nos da enorme alegría -a los que estamos al otro lado del velo- estar aquí, ser invitados a tu espacio en este día. Hay muchas entidades que se reúnen ahora. Hay muchos que entran ahora a este segundo círculo. Ustedes, los ángeles humanos, forman el primer círculo. Aquellos de nosotros que venimos del otro lado del velo, formamos el segundo círculo. Entramos ahora y fusionamos nuestra energía con cada uno. Nos fundimos contigo. Compartimos este nuevo espacio que tú estás ayudando a crear aquí. Nos unimos a ti con alegría. ¡Nos unimos a ti con sonrisas en el rostro!. No es tan fácil para nosotros estar cerca de los humanos, porque cuando el velo es denso, cuando las puertas están cerradas, no nos resulta fácil estar. Pero cuando tú te reúnes como ahora, con la intención de aprender, de crecer y de generar energía interior para continuar tu camino y tu viaje, entonces podemos entrar a raudales. Podemos entrar y permanecer a tu lado. Podemos compartir contigo por un breve período de tiempo. Eso es exactamente lo que estamos haciendo ahora. Permítete sentir este momento. Permítete sentir a los que forman parte de tu séquito. Permite a tu séquito acercarse más de lo que normalmente pueden hacerlo. Te damos gracias por el trabajo que estás haciendo. Reconocemos las dificultades, el dolor y los esfuerzos a lo largo del camino, pero te aseguramos que todo es por un propósito mayor. Te aseguramos que hay significado en lo que haces. Hay propósito y hay resultados.