Aquella tarde

Supe lo que es amor, cuando tu me amaste
Supe lo que es la mujer, cuando tu fuiste mia
Supe el sabor de un beso, pero no lo sabía…
no lo sabía bien hasta que tu me besaste.

Supe lo que era el mar cuando mi barca hundió
cuando la ruidosa ola dejó de ser arrullo…
cuando tuve la rosa desde que fue un capullo
y supe lo que era el vino … cuando me embriagó.

Nunca antes como a ti conocí a una mujer
aunque algunas hayan sido sutiles y hermosas
pero… tu fuiste de mi rosal la única rosa
que pude a plenitud su caliz conocer

Tu que me lo diste todo sin yo pedirte nada
y te entregaste a mi como nadie lo hizo…
y en medio del encanto y del hechizo
nuestras vidas quedaron enlazadas.

El dardo de Cupido… Cupido lo lanzaba
en una hermosa tarde que a los dos nos hirió
y en el cuarto de un hotel se realizó
lo menos que esa tarde yo esperaba.

Fuiste tu, quien me enseñó, lo que es eso
eso que se siente si de verdad se ama…
cuando dejamos allí, sobre una cama
las huellas de un mágico embeleso.

Fuiste tu, quien abrió la puerta del ensueño
quien me llevara al mundo de la felicidad
y me diste a conocer la hermosa realidad
en el maravilloso libro de los sueños.

Fuiste tu la flor que ante mi se abriera
con el amor más bello, sutil y tierno
y aunque la flor haya nacido en el invierno
conserva para siempre su hermosa primavera.

Félix Pagés-D'Romeo