Lic. Francisco Sunderland Álvarez

Seguramente como expresión coloquial y de uso común, muchas personas se dirijan a otras, las conozcan o no, como "amigo".

Ciertamente puede ser una forma que busca dar mayor acercamiento entre las personas pero, en cuanto al significado mismo, no se acepta con facilidad en todos lados.

Efectivamente, en ciertos lugares, cuando alguien se refiere a otra persona como "amigo", es porque, de hecho, hay un conocimiento previo en donde las coincidencias y, a veces las diferencias en las formas de ser, les llevan a tener una amistad.

Para entender el valor de la amistad, al grado que se dice que "es más vergonzoso desconfiar de nuestros amigos que ser engañados por ellos", les referiré un breve paisaje histórico;

A causa de un brusco cambio de temperatura, la vida de Alejandro "El Grande" se consideró en grave peligro y los médicos tenían miedo de administrarle cualquier cosa y solo Filipo de Acarnania, amigo de infancia de Alejandro, preparó cierta bebida cuyo poderoso y saludable efecto debía producirse inmediatamente.

Mientras hacía la preparación llegó a poder de Alejandro una carta de Parmenión en la que le aconsejaba desconfiar de Filipo por estar secretamente entregado a Darío quien, con un ejército considerable, iba a su encuentro.

De Filipo, decía el mensaje, podía esperarse un atentado contra la vida del rey con la complicidad de ese falso amigo. Alejandro, sin manifestar emoción alguna, bebió la copa de un trago, entregando simultáneamente a Filipo la carta acusatoria, cuya falsedad quedó pronto demostrada.

El recuerdo de esta anécdota, "La Copa de Alejandro", quedó como símbolo de la fe profunda y de absoluta confianza que puede ponerse en una amistad.

Son pues, el trato e identidad que se da entre las personas, los que conducen a la amistad y no el solo hecho de decir "amigo".

De aquí que cuando hagamos referencia a alguna persona como "amigo", es muy importante que nos quede claro que "los amigos, si no son ladrones, deben ser respetados y protegidos", como dice Nicolás Maquiavelo ("El Príncipe", cap. IX) pues "un amigo es una defensa fuerte, y quien lo halló, halló un tesoro" (Eclesiástico, cap. VI, v.14).

En muchas actividades de nuestra vida nos encontramos que la palabra "amigos" se aplica, indiferentemente, a personas que pueden ser competidores, contrarios y, aún, enemigos, circunstancia que, a todas luces, le quita todo valor a tan preciado don.

Por eso, no hay que olvidar y tener siempre presente lo que desde chicos se nos decía y que ahora le repetimos, preocupados, a las generaciones que nos siguen, mismas que, lamentablemente, han perdido su capacidad auditiva: "Cuidado con las amistades"; "dime con quién andas y te diré quién eres"; "el agua busca su nivel", etc., etc.

Y de este tipo de "dichos", cuya advertencia por apegarse a la realidad así como su sentido común, son innegables y pudieron haber sido antecedente o consecuencia de lo que señala Cervantes en su obra "El Viejo Celoso": "Más maldades encubre una mala amistad que la capa de la noche" y, este tipo de "amigos" son los que se juntan, no quepa duda alguna, como moscas en la suciedad.

Para este próximo 14 de febrero, día de la amistad, he deseado obsequiarles, en particular a quienes laboran para la sociedad en algún puesto o encargo público, la frase proverbial que procede de Pericles: "Amigo hasta el altar".

Esta frase, como he señalado, se le ha atribuido a Pericles cuando uno de sus amigos le solicitó un falso juramente en su favor y él, Pericles, le contestó: "Amigos hasta el altar", pues en aquel entonces los juramentos se realizaban ante los dioses poniendo la mano sobre el altar.

Dicho en otras palabras, nada mas le dijo: atente a las consecuencias de tus actos y no busques mi complicidad.

Sabemos que las complicidades, normalmente se fincan, básicamente, en todo lo ilegal, inmoral o amoral, por lo que es extremadamente raro, sumamente extraño, que alguien rompa ese vínculo y, cuando lo hace, se convierte en traidor, olvidando que el origen de la complicidad fue, precisamente, la traición que le inflingieron a quienes en esas personas confiaron.

Eso, ¿es amistad real?

Espero que este sábado pasado, 14 de febrero del 2009, lo pasen  igual o mejor que cualquier otro día.

Universalmente les deseo a todos, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida; Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones.