El rey Salomón
Dice la leyenda que el Rey Salomón, el hombre más sabio que ha existido en el mundo, estaba sentado en su trono cuando sus guardias trajeron ante su presencia a un hombre amarrado y a una mujer que los acompañaba.
La mujer clamaba:
-"Mi rey, te pido justicia para que castigues a este hombre por haber manchado mi reputación"
- "¿Qué ha hecho este hombre?" preguntó el soberano.
- "Su majestad, este hombre me sedujo contra mi voluntad, y ha destrozado mi reputación, debes ejecutarlo para que mi nombre quede limpio otra vez" clamaba la mujer.
- "¿y tú mujer, no contribuiste a que este hombre te sedujera?
-"no mi rey, yo no contribuí, pero este hombre me forzó a tener sexo con él"
El rey Salomón meditó un poco para ver si la mujer decía la verdad o si mentía.
De pronto el rey ordenó a un escriba : "traedme una bolsa llena de monedas de oro" y a los pocos instantes el escriba volvió cargando una bolsa hecha de piel de camello, repleta de monedas de oro y la puso a los pies del rey.
Acto seguido, Salomón ordenó que soltaran al hombre y lo pusieran parado junto a la mujer.
El rey le dijo a la mujer : "ahora voy a saber si realmente este hombre manchó tu reputación, o si fuiste tú misma quien permitió eso"
Señalando la bolsa llena de monedas de oro, le dijo a la mujer: "En esta bolsa hay un tesoro. Toma la bolsa y márchate " La mujer no podía creerlo... el rey le estaba regalando una fortuna que la alimentaría para toda la vida.
Cuando la mujer apenas había tomado la bolsa, el rey le dijo al hombre: "Tú, ve a quitarle la bolsa a la mujer, y si logras quitársela, el tesoro será tuyo". El hombre no se hizo esperar y se lanzó sobre la mujer para quitarle la bolsa.
Se armó una lucha sin cuartel. Mujer y hombre rodaron por el suelo. El hombre había caído encima de la mujer y luchaba furiosamente por quitarle la bolsa llena de oro mientras la mujer abajo se defendía desesperada como una pantera herida, agarrando la bolsa con todas sus fuerzas y pateando al hombre como una loca para que no le quitara su tesoro.
La batalla se prolongó por varios minutos que parecían interminables por el forcejeo intenso, pero después de un rato, el rey ordenó a sus guardias separar a la pareja. La mujer permanecía en el suelo aferrada a su tesoro, y no permitía que nisiquiera los guardias le quitaran la bolsa.
En ese momento el rey se levantó y le dijo con voz solemne:
"Cuando una mujer no quiere perder su reputación, la defiende de la misma forma que tú has defendido ese tesoro, porque la reputación es el tesoro más grande que pueda tener una mujer.
"Cuando una mujer no quiere perder su reputación, la defiende de la misma forma que tú has defendido ese tesoro, porque la reputación es el tesoro más grande que pueda tener una mujer.
Si tú NO hubieras querido perderla, todavía la tuvieras intacta como esa bolsa que llevas aferrada en tus manos"
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