1. Colaboracion poetica de Rafael Merida Cruz-Lascano

MI EXISTENCIA
De mi alma con su tonada,
es la vida siempre un reto,
para cantar un soneto ...
por el que fue y no fue nada.
Quisiera darte mi canto
con la cítara viajera,
amada flor, flor primera,
de venatus ornamento.
Espejo del alma mustia,
¿te pregunto, será cierto
que la noche bebe mi ostia
y sólo me trae angustia?
Esperaré por diciembre
para desgranar su frío,
escapando su albedrío
en el ensueño de hombre.
Su rostro desnudo y triste,
presencia de cementerio,
su mente en sutil delirio
y su risa, ya no existe,
le digo adiós; -luego espero-
con vago rezo votivo:
Soy el hombre que no vivo
y de cierto,¡ aún no muero!
Rafael Merida Cruz-Lascano
Guatemala
‘VERSOS Y ESTAMPAS’
Madrigal
A:
Sandra Alcira Pennington
No necesité verte, pues te conocía
tampoco oír tu voz para hablarte,
antes que lo decidieras ya eras mía
pues es tu amor, para mí, para adorarte.
Como dos luceros son tus ojos, vida,
tibio torrente de perlas tus palabras,
mi alma a la tuya esta rendida
y espero que tú al mío abras.
Con tu presencia mi alma cautivaste
y de tu trino prisionero quede,
un ósculo no necesite rogarte
pues espiritualmente ya te lo robe.
Tú si sientes vida como te quiero
con solo escucharme sabrás que te amo,
aunque estés lejos yo te espero
pues sé feliz que no será en vano.
Te amo tanto que me es imposible lastimarte,
es cariño sincero, egoísta sin piedad,
llegaste tarde a mí, preferiría odiarte,
que hundirme en llanto de felicidad.-
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Guatemala
Sextilla alterna. Dística.
R E M E R I T O
Dale, dale, remerito,
bate tu lancha al navegar,
rema por aquí, rema allá,
bamboleándote hasta llegar,
¡ ves! "La Silla", pescadora:
Allí podremos esperar.
Grita, grita, remerito,
que en encaje el niño viene,
cerquita, pegaditos a
su trono pues nos conviene.
La tranquila marinera
espuma, que nos nos sostiene.
Bombas, cañas y cohetes
acompañan su trayecto
en su ruta milagrosa
y perenigraje santo;
todo pueblo, aclama Al Niño,
ya se aproxima el encanto.
Ríete niño, canta, salta,
y el Tres de Mayo goza,
en la playa pepitera,
con color, de mariposa.
Esta es la fiesta de la Cruz,
Amatitlán, candorosa.
La noche se engolondrina,
con mil, olivadas, rosas;
"siempre, feliz, remerito,
en la ciudad luminosa". -
Rafael Merida Cruz-Lascano
Guatemala
Amatitlán, Coqueta y Cariñosa
Amatitlán admiro en tus noches ,
las estrellas, de luces hogareñas,
como listones, en calles trigueñas
que adornan tu vestido y tus broches.
Coqueta, ¡sí, eso eres!, coqueta mía,
con el incansable son de tus olas,
meces a remeros y almas solas,
que en veleros repiten tu melodía.
Que creciendo rodeada de flores,
aumentas tu vaporada grandeza,
ensueño la ninfa de mis amores.
Es esta mi ofrenda a tu belleza,
sombra de verde- jade, bañadora,
AMATLE, coqueta y cariñosa
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Guatemala
“Don de Amor”
Amar, es algo, como un don del cielo,
Que se puede, dividir y compartir,
Es tan grande, que se guarda con celo,
Que en odio se podría convertir.
Ama la madre, único amor puro,
Con ese amor, cubre, al hijo en su infancia,
Y así forjará al patriota futuro,
Que nunca defraudará su constancia.
Ama el padre: un amor diferente,
Como roble, que erguido se levanta,
Enseñándole al hijo, sea valiente
Para su madre y la patria que canta.
Ama la esposa: Si su amor es sincero,
No lo comparará con odio egoísta,
Ni mostrará, "su yo", traicionero,
Pues no habrá amor, mientras odio exista.
Rafael Merida Cruz –Lascano
Guatemala
RETRATO
Mi nacimiento y primeros años fue tormento
que sólo el amor de madre sabe mitigar.
Recuerdos vagos que tengo de mi amado hogar…
una amplia casa, tres patios, la higuera y el pimiento.
Entre jardines pasa mi niñez ¡-rememoro-!
con nostálgica alegría, al calor de la familia,
el café de las cuatro y sombra de bugambilia;
fuente serena y en el lustroso corredor, un loro.
“Juventud divino tesoro” escolares días
de los bulliciosos descansos del recreo alegre;
cuando en las navidades hacíamos el pesebre
hincados, entre regocijantes melodías.
Fui tocado por la piedad del mismo Dios vivo
y esa vocación me llevó años al seminario,
y comprender, de cristo su agonía, su calvario,
pero no fui escogido, el mundo me hizo cautivo.
Ya el Señor me tenía preparado gran presente,
morenito, delgado y lejos de ser hermoso,
predispuso en mi camino al ser más cariñoso…
la mujer que cambiaría mi mundo, mi horizonte.
Mi madre sufrió gran pena ¡Mi padre había partido!
Con humildad la nueva hija se ganó el cariño
con dificultad, tropiezos pero como un niño.
Se comprendió