La verdadera humildad

La verdadera humildad
Se cuenta que Rabí Ionatán se vio forzado a pasar un Iom Kipur fuera de su casa. Sin revelar su identidad, llegó la noche de Iom Kipur a la sinagoga de una pequeña aldea y miró a su alrededor para encontrar un lugar apropiado para rezar. En el centro de la sinagoga, observó a un hombre que sacudía su cuerpo con fervor y lloraba mientras rezaba. Ya al lado del hombre, Rabí Ionatán rezaba inspirado por la plegaria de aquel judío: ‘Soy ante Ti, D´s, cual frágil vasija de barro; ¡cuánto más frágil seré a la hora de mi muerte!’. A la mañana siguiente, Rabí Ionatán volvió a buscar a este hombre con la vista y nuevamente se sentó a su lado. Llegado el momento de la Lectura de la Torá, un hombre es llamado a la Torá en primer lugar. Este ‘piadoso’ judío, se levantó de su sitio y comenzó a gritar: ‘¿¡Él antes que yo?! ¡Soy mucho más sabio que él! ¡Mi familia es más ilustre que la suya!’. La sinagoga permaneció callada; Rabí Ionatán no podía creer lo que estaban viendo sus ojos.
‘No entiendo’, le dijo Rabí Ionatán. ‘Hace un rato usted lloraba por la fragilidad de su existencia ¿Y ahora se pelea por honores?’.
‘¿Qué está diciendo?’, le respondió el hombre. ‘Comparado con D´s soy nadie ¡Pero no comparado con ese!’.
Un viejo dicho dice que todos amamos a la humanidad. Al que nos cuesta amar es al vecino. De la misma forma podríamos decir acerca del amor a D´s; el amor a D´s, es difícil de demostrar. Por ello, amar y respetar a sus criaturas, es amarlo a Él.
SHABAT SHALOM LE CULAM CON EL CARINIO DE SIEMPRE
Judith