LA VIDA POR DELANTE, DEL LIBRO "LA NOSTALGIA" DE POLDY BIRD
LA VIDA POR DELANTE
Mi buena Sarita:
Tal vez porque nunca tengo que darte explicaciones, pienso que sos la única que puede leer esta carta sin replicarme con las mil frases hechas con que me acosaría el resto de la gente.
No nos vemos muy seguido, pero eso no tiene importancia; cada vez que veo una foto de alguna manola, me acuerdo de que querías ser bailarina de zarzuela.
Mirando sobre mi aparador, me encuentro con el pesebre de terracota que hiciste con tus manos. (Mi primer pesebre, Sarita. ¡Con lo que me gustaron siempre los pesebres! Iba, a pararme largo rato, en las Navidades, a la iglesia Santa Ana para acariciar con mis ojos al niño Dios, a los pastores arrodillados, fascinada por el lago hecho con espejitos.)
A vos puedo decirte que tengo mucho miedo de morirme.
Que ya no creo más que moriré de vieja...
No puedo hacer proyectos, ¿sabés?, sólo programo cositas a corto plazo...
Tengo al día mi correspondencia, he regalado la ropa que no usaré ya.
En una palabra, desde que me operaron vivo al día. La pena es que me siento sola viviendo día por día: todo el mundo deja cosas para el día siguiente, se va a dormir con una carta empezada, con el saco planchado y la pollera no ...
Ay, Sarita... no puedo dormir tantas horas como los demás. Me parece que me las estoy robando, que ya jamás podré recuperarlas... Y me pongo a pensar... a lavar recuerdos con mis lágrimas para vivirlos una vez más, nuevecitos, lustrosos.
Escucho cien veces seguidas los discos que me gustan.
Echo perfume en un pañuelo y lo respiro hasta agotarlo. ¡ Oh, los olores que traen con ellos momentos, seres, emociones
El olor del mar, aun en invierno, agita en mí el verano: lo disuelve en mi sangre y lo deja navegando mi cuerpo como un barquito de oro.
El olor de la flor del laurel rosa: mi adolescencia sin madre y sin respuestas en un pueblo de Corrientes.
El olor a scons: mi abuela con su jabot almidonado y su costurero que yo revisaba a escondidas a los cinco años. Tenía botones de todos tamaños y colores, restos de puntillas, dedales, cuentas de collares. A alverjillas blancas: mi madre. Pero no mi madre viva, sino mis hermanitas y yo llegando al cementerio con un ramo en la mano. (No hay ningún olor que me recuerde a mi madre viva. Fijate... sólo me la trae un nudo en la garganta... o una sirena de ambulancia soltando sus astillas de ruido por la calle.)
Sarita : ¿vos te vas a acordar de llevarme violetas en invierno? Porque todos los inviernos, desde que te conozco, has sido la mensajera de las violetas.
A vos te dejaré mis manuscritos (apuntes, cartas, poemas... ) porque con ellos harás collages, fonditos para tus dibujos. Y mi letra entonces me sobrevivirá algún tiempo.
Porque lo que no quiero, Sarita, es terminar del todo de repente, aquí, en este mundo que amo, que odio, que me gusta, que me desespera, que golpeo y acaricio. Aquí, esto... que es lo único que conozco... Mis amores, mis odios, mis peleas... Mi torpe cuerpo que me ha dado dolores y alegrías. Mi cuerpo que quizás dentro de poco ya no me acompañe. Y yo no quiero dejarlo, Sarita, no todavía. No, aunque no sea bello, ni tan vital... ¡pero para mí ha sido nido, huerto, cántaro, catedral!
Y mi nombre, mi nombre que me daba vergüenza cuando chica porque era raro. Ahora lo amo. ¡Y nadie llamará con él a nadie!
Lo demás, podrá seguir su curso.
El hombre que me ha amado, pero tiene sus pasos.
Una hija colmada de cariño y mensajes, que sabe ya que en una casa debe haber una mesa bien grande, para sentar alrededor de ella a los amigos, siempre a los amigos.
Entretanto, Sarita, voy despidiéndome de lo que he vivido.
No quiero ser ingrata.
Vuelvo a ver viejas películas que me gustaron, repiso mis pasitos de niña, de adolescente, bailo música que oye mi hija con mis viejos pasos, releo cartas amarillas. Me voy despidiendo de todo lo que pasa por mi lado. No quiero irme sin despedida, como se fue mi madre, y yo de ocho añitos desesperados buscando su olor en el ropero, en su ropa colgada...
Por eso te escribo a vos, Sarita, a vos que vivís tanto de lo que viviste, a vos que sos feliz o llorás con los recuerdos.
Las dos sabemos que un viejo día no puede regresar. Que no es el mismo después de que los lobos azules del tiempo le dieron dentelladas. Le faltan los pedazos... jirones de jardín..., la inocencia perdida.
Las dos sabemos.
Y seguro, seguro, que no vas a decirme, con tono admonitorio, arrugando esta carta: "¡Pero Poldy, no digas esas cosas, si tenés toda la vida por delante!".
Comentarios
nadia natalia Escribió :
tengo 23 años y desde adolescente que conoci los libros de esta autora y me fascinaron, cambiaron mi vida.en sus frases encuentro lo que quiero decir y no me sale. gracias poldita.me has ayudado mucho.
Escrito en: Octubre 27, 2007 05:26 PM
maria elena Escribió :
no dejes de publicar nunca cuentos por aca!
son los mas hermosos que he leido en toda mi vida y no miento, gracias.
Escrito en: Noviembre 2, 2007 03:21 AM
patricia Escribió :
Tus palabras son un reflejo de muchas etapas de mi vida, se mezclan tus cuentos con mi realidad y logras llegar a mi alma. Gracias
Escrito en: Noviembre 8, 2007 04:21 AM
ROSANA Escribió :
TUS PALABRAS Y CUENTOS SIEMPRE ME CONTIENEN GRACIAS TE QUIERO NO DEJES DE PUBLICAR
Escrito en: Noviembre 19, 2007 09:36 PM
ROSANA Escribió :
TUS PALABRAS Y CUENTOS SIEMPRE ME CONTIENEN GRACIAS TE QUIERO NO DEJES DE PUBLICAR
Escrito en: Noviembre 19, 2007 09:38 PM
KARINA Escribió :
MI ADORADA AMIGA DEL ALMA, LA VIDA POR DELANTE NOS ENCONTRARA EN OTRO CAFE CONVERSADO, PUES YA SABES QUE NO DEJAMOS DE SONAR, POLDY.
TE KIERE CON TODO EL KORAZON.KM.
Escrito en: Noviembre 27, 2007 08:08 AM
Chapellini Escribió :
SUS PALABRAS ACARICIAN EL ALMA.
Escrito en: Julio 26, 2008 05:34 AM