PISA PISUELA COLOR DE CIRUELA , CUENTO DE POLDY BIRD
Pisa Pisuela Color De Ciruela
Todavía tu olor en el placard.
Todavía al abrir unos cajones se abalanza el tabaco cubano del cigarro encendiendo una estrellita roja en el cuarto a oscuras y una risa liviana estremece la noche…
Todavía el perfume en un pequeño pañuelo, tan vívidamente tuyo, tan vitalmente piel y caricia y voz y cercanía…
Pero lo que más me golpeó, aquí, en la boca del estómago, puño caliente, latigazo de tiempo desdoblado, volviendo, siendo otra vez un día cualquiera de verano o de otoño en el que estabas, fue ese par de zapatos "guindos", como los llamabas, que se quedaron sin pasos, tan quietos.
Zapatos usados, con las suelas gastadas… esos zapatos que no tiraste, que no regalé, que se quedaron ahí, arrinconados, como defendiendo tus caminatas por calles y por plazas; por ciudades lejanas y pueblos provincianos que conocías, con su sol a pique y sus siestas despaciosas.
Me los puse.
Me puse tus zapatos.
Me miré en el espejo. En camisón y con zapatos grandes, tan sola como ellos, despeinada, extrañándote, parecida a una nena dejada en medio de la calle, sin saber hacia dónde rumbear, a quién decirle: "Pero ¿por qué, por qué?"
Ay, todavía te amo.
Todavía…
No consiguió la muerte arrancarte, sacarte, borronearte. Ni el tiempo transcurrido puso siquiera un velo transparente que separe mi pensamiento de tu mirada azul.
Todo está unido.
Mi rabia, mi impotencia, mi llanto, mis insomnios, mis llamados de loba en medio de la noche, mis súplicas de pordiosera en medio de la noche, mis rezos en medio de la noche.
Me calcé tus zapatos.
Ay, los guindos, y te dije: "Llévame".
Y me puse a esperar algo como un milagro, qué se yo, que me nacieran los pasos tuyos en los pies, que me llevaras a recorrer territorios de tu vida que no conocí.
Como si tus zapatos supieran más que yo.
Como si ellos pudieran descubrirme secretos que no contaste a nadie.
No. No hay nada más triste que estos zapatos huérfanos.
Me hacen imaginarte chiquito y con anginas.
De guardapolvo blanco con las medias caídas.
Comiendo con los codos apoyados sobre el mantel.
Encogiéndote de hombros cada vez que tu mamá te enseñaba:
"pero eso no se hace…".
Me hacen imaginarte hombre y cansado… Cuántas veces te habrás sentido mal, te habrá dolido algo y no lo dijiste para no preocupar a nadie, vos que eras Súperman, que te gustaba serlo, que jugabas a serlo y los demás se lo creían.
Y digo los demás… porque yo te tapaba cuando estabas dormido y vos sin despertarte me besabas la mano…
No. No hay nada más triste que estos zapatos pisa pisuela color de ciruela.
Quiero que vuelvas a casa.
Lo digo. Lo digo. Lo digo. Lo digo. Lo digo. Lo digo.
Necesito que vuelvas.
No me importa que piensen que estoy loca, que nadie vuelve de la muerte, que no se puede llorar así clamando por algo que es imposible que suceda. No me importa. Yo igual quiero que vuelvas. Que hagas algo para volver. Que te escapes del silencio.
Que salgas del azogue plateado del espejo.
Que saltes de las fotografías y me abraces.
Ay, todavía te amo.
Todavía…
El jazmín del país ya llegó hasta la cima de la araucaria.
Ha florecido completamente.
No, todavía tu aljaba no tiene flores, pero los colibríes la rondan, aguardando.
El gato Mao no apareció más. Lo busqué. Pregunté. No volvieron a verlo. Una pelea "de machos" seguramente, como vos decías.
Pisa pisuela.
Color de ciruela.
¿Y si, por ejemplo, vinieras cuando sueño?
Aunque sea en sueños.
Por favor me conformo con que vuelvas en sueño.
Y te sientes frente a mí.
Y yo pueda mirar tus ojos azules y quejarme de tantas cosas.
He descubierto que los otros hombres no son como vos.
Que tienen un miedo terrible de dar algo a cambio de nada.
Que guardan no se bien qué en un lugar recóndito, pero lo esconden tanto que hasta ellos mismos se olvidan de lo que escondieron.
Quieren ser protegidos, no saben proteger. Nadie les enseñó cómo se hace.
Tampoco saben diferenciar el canto del jilguero del canto del zorzal. Ni raspan hojitas para que salga olor a menta o a alcanfor.
No saben todo lo que descubrimos juntos recorriendo el parque de la quinta. No saben que un parque es como todo un mundo y que ver madurar una ciruela hasta poder rumiar su dulce pulpa es igual que subir hacia Dios por los peldaños de cristal de un rosarito.
No, no son como vos.
No dicen "te amo".
Y no saben del todo qué es amar.
Pisa pisuela color de ciruela.
Vení.
Yo me saco enseguida los zapatos y te los ponés vos, y salimos corriendo, y la dejamos a la muerte atrás, y nos escondemos en un rinconcito en donde no puedan encontrarnos.
No me dejes así, llorando como estoy llorando, en camisón, con los zapatos grandes…
Que no hay nada más triste que estos zapatos huérfanos.
Que no hay nada más triste que una mujer sin pasos, con los zapatos grandes, guindos, quietos.
Ay, todavía te amo.
Comentarios
SUSANA Escribió :
MI VIEJA AMIGA POLDY......
SI ME ABR?S ACOMPAÑADO EN MI ADOLESCENCIA
HOY A LOS 51 AÑOS VUELVO A LEERTE,
Y ME HACES SENTIR CADA PALABRA TUYA
COMO UN PENSAMIENTO PROPIO
Escrito en: Junio 15, 2007 08:34 PM
carina Escribió :
no te conozco pero ilogicamente tu alma y la mia tienen huellas parecidas o las mismas desde aquel primer libro tuyo llego a mis manos y han transitado desde entonces porque he pisado sobre ellas para no sentirme tan sola en tantos momentos... gracias
Escrito en: Agosto 10, 2007 06:24 PM
sylvia Escribió :
Siempre guarde en mimemoria tus palabraas cuentoss ..ppaaara Veroniica,para leer sssin rimmel y cuentoss conn nieblaaa..geniaaa ,me encanta tu trabajo
Escrito en: Noviembre 17, 2008 07:11 PM
sylvia Escribió :
Siempre guarde en mimemoria tus palabraas cuentoss ..ppaaara Veroniica,para leer sssin rimmel y cuentoss conn nieblaaa..geniaaa ,me encanta tu trabajo
Escrito en: Noviembre 17, 2008 07:11 PM