…me imagine tantas veces como sería tu casa, en su interior, por tu gusto que me encanta y me cambia hasta hacerme sentir impresiones mas completas. Y no se si será por mi expectativa pero noto tu puerta imbuida de un ambiente bien calido, como iluminado por el sol y por el mar. Mi visita esta pactada y es por eso que me esperas con tus ambientes huéspedes de mi llegada y hay un conjunto de ventanas de las que fluyen perfumes que me cautivan hasta hacerme sentir en plenitud y anhelante.

El concierto creado por mis notas y las tuyas van creando un prologo que anticipa una melodía que va insinuando que va a ser una obra clásica. El director de la orquesta, incipientemente, nos marca que la percusión, acompañada al unísono, vaya marcando un ritmo que se acelera y entusiasma.

Surge el piano, que retoma la calma momentánea e inspira promesas de pausa, para una continuidad inevitable. Y me haces conocer tus habitaciones y tu vivir con una ternura que me va haciendo sentir más grande y expectante prodigador. En tanto todo ese festival de palabras no dichas, van formando un dúo exquisito y sincrónico; tu soprano y mi tenor se entrelazan y aparece maravillosamente el violín con la luz suprema de un solo vibrante que lleva al “leiv-motiv”de la pieza musical y el excelso paso al mas allá que no tiene posibilidad de retorno. Y veo tus jardines con mis ojos del amor, macizos, hermosos y expectantes de la lluvia reparadora que les da una sensación de vida que los eleve a eternos… y beben de mi fuente tanto como son de hospitalarios y se regocijan con la concreción del momento mas sublime que ser alguno haya experimentado en esta tierra, nada menos que tocar los dinteles del cielo con tu cuerpo en la tierra y yo cubriéndotelo con el mío para que Júpiter, viéndolo tan intensamente prodigador de dicha no me lo robe y así me quite las ansias de seguir enamorado… Mi Amor…te necesito tanto…!!!

Reverencio Amor

Mendoza - Argentina