Viernes, 15 de diciembre, empezamos nuestra celebración de la fiesta de Janucá. Dentro de la teología judía, esta fiesta hace un rol relativamente pequeña, pero ha llegado a hacer un papel grande en la vida de muchos. No cabe duda, que no tiene nada que ver con la fiesta cristiana de Navidad, aunque es interesante que la razón histórica por la selección de la fecha de Navidad era para confundirla con el comienzo de Janucá (25 de kislev).

Janucá representa la primera guerra de la historia del mundo contra el prejuicio y por la libertad de culto y de fe. En realidad, la fiesta representa la unificación de dos historias. Una nos relata la historia de la guerra de los macabíes contra las fuerzas de ocupación de los asirios. La otra representa el "milagro" de la "Menorá" (candelabro nacional). Según la tradición al liberar el Templo Sagrado en Jerusalén las fuerzas judías encontraron que solamente tuvieron aceite suficiente para mantener la luz de la Menorá por una noche pero el aceite duró por 8 noches. Es por eso que se consume comestibles hechos de aceite y la fiesta dura 8 noches.

Es interesante notar que unos 2500 más tarde (ahora estando en la época nuestra)  estos dos temas, el de la falta de aceite y el de la libertad religiosa y el prejuicio todavía hacen un gran papel en nuestra vida política. Aunque D'os resolvió el problema de la falta de aceite en la época de los Macabíes, el tema sigue igual. Como en aquel entonces vemos que los políticos están dispuestos de vender sus éticas por los bienes. Janucá nos avisa que todos somos capaces de hacer "lo conveniente" o "lo cómodo" sin considerar las consecuencias ajenas.

Janucá nos enseña la necesidad de aprender a respectar los derechos de los demás, que no tenemos que pensar en la misma manera o ser los mismos, sino que cada pueblo y cada persona ofrece algo especial al mundo. También nos recuerda que la luz de amor al prójimo puede derrotar la obscuridad de prejuicio, pero solamente si buscamos la energía para luchar contra lo malo y por lo bueno. Esta fiesta de luz nos recuerda que cuando los buenos son pesimistas, destruyen el espíritu de los demás, que la luz está en nuestras acciones positivas y no en nuestras preocupaciones. 

Aunque en muchas partes del mundo se acostumbra dar regalos de Janucá, el regalo verdadero es el conocimiento que la luz de cuidar a nuestro prójimo por buenas acciones y sabiduría puede derrotar el malo de prejuicio, y materialismo egoísta. Hagamos un regalo al mundo, la substitución de la intolerancia e ignorancia con la luz de amor al prójimo visto en nuestras mitzvot (acciones que  mejoran el mundo)

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(panqueques de papas) o sufganiyot (rosquillas con frutas fritas)