Jerusalem, la ciudad Santa
La Ciudad Santa
Introduccion
Jerusalem
Diez medidas de belleza descendieron sobre el mundo;
nueve recibió Jerusalem
y una, el resto del mundo.
(Talmud de Babilonia, Tratado Kidushín 49:2)
Jerusalem, la capital de Israel, se encuentra en el corazón del país, recostada entre los Montes de Judea. Las antiguas piedras de la ciudad, saturadas de milenios de historia y sus numerosos sitios históricos, santuarios y lugares de culto, están llenas de significado para judíos, cristianos y musulmanes. Su moderna arquitectura, amplios parques, paseos, zonas industriales y suburbios en expansión pregonan sus esperanzas para el futuro.
La brillante luminosidad de Jerusalem, dorada por los rayos del sol, y plateada a la luz de la luna, es de un impacto con el que sólo puede competir el caleidoscopio de su gente - algunos descendientes de varias generaciones de jerosolimitanos, otros provenientes de todos los confines del mundo. Mezclados con personas que visten todo el espectro de la últlma moda, encontramos judíos ultraortodoxos con sus trajes oscuros, mujeres árabes envueltas en túnicas de coloridos bordados y clérigos cristianos con sus sombrios hábitos.
Jerusalem, ensalzada por los profetas, alabada en la literatura y la liturgia y loada por los poetas, cercana y lejana, a lo largo de las generaciones.
La Capital de Israel
Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años;
siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalem.
(I Reyes 2:11)
Con el restablecimiento del Estado de Israel en 1948, Jerusalem pasó a ser una vez más la capital de un Estado Judío soberano. A lo largo de los milenios de su existencia, Jerusalem nunca ha sido capital de ninguna otra nación soberana.
Jerusalem se ha mantenido como el centro de la vida nacional y espiritual del pueblo judío desde que el rey David la convirtiera en capital de su reino en el año 1003 AEC. La ciudad siguió siendo capital de la dinastía de David durante 400 años, hasta que el reino fuera conquistado por los babilonios. Después del regreso del exilio de Babilonia en el año 538 AEC, Jerusalem volvió a ser la capital del pueblo judío en su tierra por los próximos cinco siglos y medio.
El lazo cristiano con Jerusalem es esencialmente religioso. Salvo durante el corto período del reino cruzado, no ha asumido connotaciones políticas o seculares. Durante los seis siglos de régimen romano y bizantino, fue Cesárea, y no Jerusalem, la capital.
Durante el dominio musulmán, Arabe o no, sobre la ciudad, Jerusalem nunca fue convertida en la capital política de una entidad musulmana, y ni siquiera fue una provincia dentro del imperio musulmán. Bajo el dominio musulmán árabe (638 - 1099) de los califas omeyas, abasidas y fatimitas, Jerusalem fue gobernada desde Damasco, Bagdad y El Cairo, respectivamente. En el siglo octavo, la ciudad de Ramle fue convertida en capital del distrito que abarcaba a Jerusalem.
Durante el periodo del régimen mameluco (1250 - 1516), el país fue gobernado desde Damasco; en la época otomana (1517 - 1917), desde Constantinopla.
Bajo el dominio británico (1922 - 1948), Jerusalem fue la sede del Alto Comisionado y de la mayoría de las oficinas administrativas del Mandato, así como de las instituciones centrales de la creciente comunidad judía.
Desde 1948 hasta 1967, Jerusalem fue una ciudad dividida, resultado de una guerra que le fue impuesta. Durante diecinueve años, muros de hormigón y alambradas de púas separaron una parte de la ciudad de la otra. Su parte oriental, incluyendo la Ciudad Vieja, fue anexada por Jordania y gobernada desde su capital, Ammán. El sector occidental de Jerusalem se convirtió en la capital de Israel.
Después de otra guerra, junio de 1967, Jerusalem fue reunificada. Las barreras que dividían la cludad fueron derribadas, los portones de la Ciudad Vieja fueron abiertos a gente de todas las religiones y el sector oriental fue reincorporado a la capital del país.
En junio de 1980 la Knéset aprobó la "Ley Básica - Jerusalem" (inglés), que restauró los derechos y obligaciones de Israel concernientes a la capital. La Ley determinó que los lugares santos de todas las religiones serían protegidos para evitar profanaciones, se garantizaría el libre acceso a ellos y el gobierno se ocuparía del desarrollo de la ciudad, así como de la prosperidad y el bienestar de sus habitantes.
A lo largo de los siglos
Si me olvidare de ti, oh Jerusalem,
Mi diestra sea olvidada.
Mi lengua se pegue a mi paladar,
Si no ensalzare a Jerusalem
Como preferente asunto de mi alegría.
(Salmos 137:5-6)
El rey David convertió a Jerusalem en la capital de su reino, así como en el centro religioso del pueblo judío, en el año 1003 AEC. Unos 40 años más tarde, su hijo Salomón construyó el Templo (el centro nacional y religioso del pueblo de Israel) y transformó la cludad en la próspera capital de un imperio que se extendía desde el Eufrates hasta Egipto.
El rey babilonio Nabucodonosor conquistó Jerusalem en el año 586 AEC, destruyó el Templo, y exilió al pueblo. Cincuenta años más tarde, cuando Babilonia fue conquistada por los persas, el rey Ciro autorizó a los judíos el retorno a su patria y les otorgó autonomía. Ellos construyeron un Segundo Templo en el mismo lugar del Primero y reconstruyeron la ciudad y sus murallas.
Alejandro Magno conquistó Jerusalem en el año 332 AEC. Después de su muerte la ciudad fue gobernada por los ptolomeos de Egipto, y posteriormente por los seléucidas de Siria. La helenización de la ciudad alcanzó su climax bajo el régimen seléucida de Antíoco IV; la profanación del Templo y los intentos de suprimir la identidad religiosa judía provocaron una rebelión.
Dirigidos por Judas Macabeo, los judíos derrotaron a los seléucidas, reconsagraron el Templo (164 AEC) y restablecieron la independencia judía bajo la dinastía hasmonea, que duró más de cien años, hasta que Pompeyo impuso el dominio romano sobre Jerusalem. El rey Herodes el Idumeo, que fue impuesto por los romanos como soberano de Judea (37 - 4 AEC), estableció instituciones culturales en Jerusalem, construyó 16 magnificos edificlos públicos y reconstruyó el Templo otorgándole gran esplendor.
La rebelión judía contra Roma estalló en el año 66 EC, al transformarse el dominio romano, después de la muerte de Herodes, en sumamente opresivo. Por unos pocos años, Jerusalem estuvo libre de dominio extranjero, hasta que, en el año 70 EC, legiones romanas mandadas por Tito conquistaron la ciudad y destruyeron el Templo. La independencia judía fue brevemente reinstaurada durante la rebelión de Bar Cojba (132 - 135), pero nuevamente vencieron los romanos. Se prohibió a los judíos la entrada a la ciudad, que fue redenominada Aelia Capitolina, y reconstruida de acuerdo a los patrones de una ciudad romana.
Durante el próximo siglo y medio, Jerusalem fue una pequeña ciudad provincial. Esto cambió radicalmente cuando el emperador bizantino Constantino transformó a Jerusalem en un centro cristiano. La Iglesia del Santo Sepulcro (335) fue la primera de una serie de grandiosas construcciones que se levantaron en la ciudad. Los ejércitos musulmanes invadieron el país en el año 634, y cuatro años más tarde el califa Omar conquistó Jerusalem. Sólo durante el reinado de Abd al-Malik, quien construyó el Domo de la Roca (691), Jerusalem pasó a ser, por un corto período, la sede de un califa. El dominio de más de un siglo de la dinastía Omeya de Damasco fue sucedido en el año 750 por los abdsidas de Bagdad y con ellos comenzó la declinación de Jerusalem.
Los cruzados conquistaron Jerusalem en el año 1099, masacraron a sus habitantes judíos y musulmanes y fijaron la ciudad como capital del Reino Cruzado. Bajo los cruzados se destruyeron sinagogas, se reconstruyeron antiguas iglesias y muchas mezquitas fueron convertidas en templos cristianos. El dominio cruzado sobre Jerusalem finalizó en 1187, al caer la ciudad en manos de Saladino el curdo. Los mamelucos, una aristocracia militar feudal de Egipto, dominaron Jerusalem desde 1250. Construyeron numerosos edificios, pero trataron a Jerusalem únicamente como un centro teológico musulmán, arruinando su economía por medio de pesados y negligentes impuestos.
Los turcos otomanos, cuyo dominio se prolongó por cuatro siglos, conquistaron Jerusalem en 1517. Suleimán el Magnífico reconstruyó las murallas de la ciudad (1537), construyó la Pileta del Sultán e instaló fuentes públicas de agua potable por toda la ciudad. Después de su muerte, las autoridades centrales en Constantinopla demostraron poco interés por Jerusalem. Durante los sigios XVII y XVIII, Jerusalem llegó a la más profunda de sus decadencias.
Jerusalem comenzó a florecer nuevamente en la segunda mitad del siglo XIX. El creciente número de judíos que retornaba a su tierra, la decadencia del poder otomano y el revitalizado interés europeo en la Tierra Santa llevaron a un renovado desarrollo de Jerusalem.
El ejército británico mandado por el general Allenby conquistó Jerusalem en 1917. Entre 1922 y 1948 Jerusalem fue la sede administrativa de las autoridades británicas en la Tierra de Israel (Palestina), que le fue confiada a Gran Bretaña por la Liga de las Naciones como consecuencia del desmantelamiento del imperio otomano después de la Primera Guerra Mundial. La ciudad se desarrolló rápidamente, creciendo hacia el oeste, en lo que pasó a ser conocido como "la Ciudad Nueva".
Después del término del Mandato Británico el 14 de mayo de 1948, y de acuerdo a la resolución de las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947, Israel proclamó su independencia, con Jerusalem como su capital. Opuestos a su establecimiento, los paises árabes iniciaron un ataque total al nuevo estado, provocando así la Guerra de Independencia de 1948-49. Las líneas de armisticio, trazadas al término de la guerra, dividieron a Jerusalem en dos, ocupando Jordania la Ciudad Vieja y algunas áreas al norte y al sur, y manteniendo Israel los sectores Occidental y sur de la ciudad.
Jerusalem fue reunificada en junio de 1967, como resultado de una guerra en la que los jordanos intentaron apoderarse de la parte occidental de la ciudad. El barrio judío en la Ciudad Vieja, que fuera destruido bajo la dominación jordana, ha sido restaurado y ciudadanos israelíes pueden nuevamente visitar sus lugares santos, cosa que les fuera negada entre 1948 y 1967.
La Ciudad Santa
Alegraos con Jerusalem, y gozaos con ella, todos los que la amáis: llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella: Porque así dice el Señor: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las gentes como un arroyo que sale de madre.
(Isaías 66:10-12)
Santificada por la religión y la tradición, por la historia y la teología, por sus lugares santos y templos, Jerusalem es una ciudad reverenciada por judíos, cristianos y musulmanes. Refleja el fervor y la piedad de las tres principales religiones monoteístas, cada una de las cuales está ligada a Jerusalem por la veneración y el amor.
El lazo judío con Jerusalem nunca ha sido roto. Durante tres milenios Jerusalem ha sido el centro de la fe judía, manteniendo su valor simbólico a través de las generaciones. Los judíos que fueron exiliados después de la conquista romana y dispersos por el mundo entero, nunca olvidaron a Jerusalem. Año tras año repitieron "el próximo año en Jerusalem". Jerusalem se convitió en el símbolo del anhelo de los judíos, en todo lugar, de volver a su tierra. Fue invocada por los profetas, evocada en las oraciones cotidianas y loada por los poetas hebreos en cada país.
El Monte Moriá, donde una vez estuvo el Templo; el Muro Occidental, único remanente del mismo, que ha sido el foco de las oraciones y los anhelos de los judíos durante diecinueve siglos; la Tumba de David en el Monte Sión; y el antiguo cementerio en el Monte de los Olivos, donde durante siglos han sido enterrados judíos, todos ellos están imborrablemente grabados en la conciencia judía.
Cientos de sinagogas identificadas con las diversas tendencias en el judaísmo, así como con agrupaciones étnicas y geográficas, desde Túnez a Afganistán y desde Varsovia a Nueva York, sirven a la población judía de Jerusalem.
Para los cristianos, Jerusalem es el lugar en el que Jesús vivió, predicó, murió y resucitó. Aunque la Iglesia ha enfatizado la Jerusalem celestial más que la terrenal, lugares mencionados en el Nuevo Testamento como los sitios de su ministerio y pasión han atraído peregrinos y fieles durante siglos. Entre esos sitios se cuentan la Iglesia del Santo Sepulcro, el Jardín de Getsemaní, el sitio de la Ultima Cena, y la Vía Dolorosa con las catorce estaciones de la Cruz.
Los derechos de las diversas Iglesias cristianas de custodiar los lugares santos cristianos en Jerusalem fueron definidos en el curso del siglo XIX, cuando Jerusalem formaba parte del imperio otomano.
Conocido como el "arreglo del status quo sobre los lugares santos cristianos en Jerusalem", estos derechos continuaron vigentes durante el período del Mandato Británico y se mantienen hasta el día de hoy.
La comunidad cristiana de Jerusalem comprende las sectas ortodoxa oriental, monofisita, católica romana, uniata y protestante. Fuera de la comunidad armenia, que en su mayoría son descendientes de los refugiados que Ilegaron de Turquía en la década de 1920, la gran mayoría de los cristianos de Jerusalem descienden de las antiguas comunidades cristianas del período bizantino.
De acuerdo al Islam, el profeta Mahoma fue transportado milagrosamente desde La Meca a Jerusalem y desde aquí ascendió al cielo. La Cúpula de la Roca y la mezquita de Al - Aqsa ("la remota"), ambas construídas en el siglo VII, hicieron definitiva la identificación de Jerusalem como "el Lugar Remoto" mencionado en el Corán, y es un lugar santo después de La Meca y Medina. La literatura de alabanza a las virtudes de Jerusalem - el Fadhail al-Kuds, floreció en el mundo musulmán.
El primer encuentro de Jerusalem con el Islam - en el siglo VII - fue también el primer encuentro con los árabes que eran apóstoles del Islam y que, bajo su bandera, conquistaron un vasto imperio. La mayoría de los musulmanes que viven hoy en Jerusalem son sunitas.
La libertad de culto y la protección de todos los lugares santos están asegurados en la Declaración de la Independencia de Israel. Los lugares santos son administrados por sus respectivas comunidades y el libre acceso a ellos está garantizado por ley.
Jerusalem, una ciudad con una contínua y registrada historia de más de treinta siglos y con significado histórico para tres de las más importantes religiones del mundo, ha demostrado ser irresistible para los arqueólogos.
Desde mediados del siglo XIX, se han llevado a cabo excavaciones arqueológicas dentro y alrededor de la Ciudad Vieja, que aumentan constantemente su alcance y mejoran sus métodos científicos. Capas sobre capas de eras pasadas han sido puestas al descubierto, confirmando los hechos históricos y revelando secretos antes desconocidos.
En los últimos años muchos sitios han sido restaurados y abiertos al público. Entre ellos:
El Jardín Arqueológico del Ofel, debajo de la esquina sureste del Monte del Templo, revela 2.500 años de historia de Jerusalem en 25 capas de ruinas de construcciones de los sucesivos gobernantes. La antigua escalinata y la Puerta de Julda, por donde entraban los fieles al interior del Segundo Templo, y restos de un complejo de palacios reales del período musulmán del siglo VII, son algunos de los hallazgos descubiertos.
El Parque Arqueológico de la Ciudad de David se extiende sobre una colina al sureste de la Ciudad Vieja. Con el Manantial del Guijón a sus pies, incluye restos de cludadelas canaaneas e israelitas, una estructura de 16 metros de altura del siglo X AEC, posiblemente construida por el rey David, y moradas judías de los siglos VIII y VII AEC.
La Ciudadela, también conocida como la Torre de David, alberga el Museo Histórico de Jerusalem. Excavaciones en el lugar han revelado una muralla hasmonea del sigto 11 AEC, tres torres construidas por el rey Herodes, y estructuras de los períodos romano, bizantino, cruzado, mameluco y turco.
La "Casa Quemada", de hecho el taller subterráneo de una casa destruida por los romanos en el año 70 EC, es un testimonio de los últimos días de la antigua Jerusalem judía.
El "Barrio Herodiano" ha revelado residencies de personas adineradas, incluyendo sacerdotes del Templo, del periodo herodiano.
Una Puerta Romana fue descubierta debajo de la Puerta de Damasco, que fue construida en el sigio XVI por los otomanos. Aparentemente, se trataría de la principal entrada a Aelia Capitolina, del emperador romano Adriano, y consiste de una torre de entrada con tres apertures que llevan a las torres de los guardas y una plaza en su interior.
El Cardo, vía pública comercial, romana y bizantina, ha sido puesta al descubierto y restaurada y sus concavidades abovedadas sirven una vez más de tiendas.
La lglesia Nea, construida por el emperador bizantino Justiniano en el siglo VI, ha sido puesta al descubierto y restaurada. Una monumental inscripción griega identifica la Iglesias.
Una granada de marfil del tamaño de un pulgar, con una antigua inscripción hebrea, es la única reliquia recobrada por primera vez de los tesoros perdidos del Templo del rey Salomón. La diminuta granada, que aparentemente coronaba un cetro llevado por el Sacerdote del Templo, tiene la inscripción "Perteneciente al Templo de Dios, sagrado para los sacerdotes". Data de mediados del siglo VIII AEC, la época del Templo de Salomón.
Muchos de los tesoros hallados en estas excavaciones y en numerosas otras realizadas dentro y alrededor de Jerusalem se encuentran en el Museo Bíblico y Arqueológico Bronfman y en el Museo Rockefeller, ambos parte del Museo Israel en Jerusalem. Entre los descubrimientos se cuentan dos minúsculos rollos de plata desenterrados junto con otros más de mil artefactos en un antiguo lugar de entierro conocido como Ketef Hinom, frente a los muros de la Ciudad Vieja. Pacientemente desplegados, los rollos revelaron una antigua escritura hebrea del sigio VII AEC, que los convierte en uno de los más antiguos textos bíblicos hebreos hallados. El rollo contiene la bendici6n sacerdotal (Números 6:24-26):
"Dios te bendiga y te guarde: Haga resplandecer Dios su rostro sobre ti, y haya de ti misericordia: Dios alce a ti su rostro, y ponga en ti paz".
Jerusalem Intramuros
Nuestors pies estuvieron en tus puertas,
oh Jerusalem, Jerusalem, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí.
(Salmos 122:2-3)
La Ciudad Vieja de Jerusalem es una de las más antiguas cludades continuamente habitadas en el mundo; los arqueólogos calculan su edad en más de 4.500 años. Las murallas que rodean la Ciudad Vieja encierran un área de apenas un kilómetro cuadrado. Esas murallas fueron construidas por el sultan Suleimán el Magnífico en el siglo XVI, siguiendo aproximadamente la línea de las murallas construidas por los romanos para circundar Jerusalem en el siglo 11.
Hoy en día, las murallas se elevan en su total altura y esplendor, después de haber sido retirados los escombros acumulados en el lugar durante siglos. Se construyó un "Paseo por las Murallas" que permite tener una incomparable vista de Jerusalem y sus alrededores. El área verde a lo largo de las murallas consiste en jardines floridos y paseos, asi como parques arqueológicos.
Las murallas de la ciudad cuentan con ocho puertas. Siete estan abiertas y una permanece sellada. Las cuatro puertas principales - Puerta de Yafo, Puerta de Damasco, Puerta de los Leones y Puerta de Sión - fueron construidas de acuerdo a los cuatro puntos cardinales, y se dirigen hacia las principales ciudades del país.
La Puerta de Yafo tiene la inscripción del sultán Suleimán, que ordenó su construcclón en 1538/9 (que corresponde al año 945 en el calendario musulmán). La Puerta de Yafo es la más conocida y movida de las puertas de Jerusalem. Fue consrtuida mirando hacia el oeste, en dirección al puerto de Yafo.
La Puerta Nueva, mirando hacia el norte, es esencialmente una apertura en la muralla abierta en 1887 para permitir el acceso directo al barrio cristiano.
La Puerta de Damasco es la principal entrada al barrio musulmán. Su estrecha entrada y puente de madera fueron reemplazados por una plaza en forma de anfiteatro y un masivo puente de piedra. La puerta mira hacia el norte, en direcclón a Nablus (Siquem) y a Damasco, Siria.
La Puerta de Herodes, asimismo mirando hacia el norte, es llamada también la Puerta de las Flores por los bajorrelieves con flores en su fachada.
La Puerta de los Leones, adornada con heráldicos leones a ambos lados, fue restaurada, de acuerdo a su inscripción, por los otomanos en 1538/9 (correspondiente al año 945 en el calendario musulmán). Es también conocida como la Puerta de San Esteban. Mira hacia el este, en direcclón a Jericó.
La Puerta Dorada, que también mira hacia el este, es llamada en hebreo y árabe la "Puerta de la Misericordia". De acuerdo a la tradición judía, ésta es la puerta a través de la cual el Mesías entrará en Jerusalem. Para impedir la entrada del Mesías, los árabes sellaron esa puerta hace ya varios siglos.
La Puerta de Sión o Puerta de David se encuentra en el Monte Sión. Fue construida por el sultán Suleimán en 1540, en una zona en la que murallas anteriores - de los períodos hasmoneo y herodiano - fueron desenterradas en la actualidad. Esta puerta mira hacia el sur, en direcclón a Hebrón.
La Puerta de los Desperdicios, que mira hacia el sur, es más una "puerta de servicio" que una puerta monumental, es la entrada más cercana al Muro Occidental ("de los Lamentos').
Los romanos, que reconstruyeron Jerusalem después de haber arrasado la ciudad en su guerra contra los judíos, construyeron dos calles principales - una de norte a sur y la otra, de este a oeste - formando así cuatro secciones que son hoy en día los barrios judio, cristiano, musulmán y armenio de la Ciudad Vieja. Esos barrios, a pesar de sus nombres, nunca han sido homogéneos: siempre ha habido algún judío, musulmán o cristiano que ha vivido en uno de los otros barrios, y los lugares santos de las tres religiones se encuentran por toda la Ciudad Vieja.
Bajo control israelí, no se ha ahorrado ningún esfuerzo para mantener vivo el legado físico y espiritual de la Ciudad Vieja y en preservar los restos tangibles de su pasado.
El Barrio Judío, que fue destruido prácticamente en su totalidad durante la ocupación jordana (1948 - 1967) ha sido reconstruído. La sinagoga Jurva, construída hace aproximadamente 400 años, dominaba la línea del horizonte de la zona, antes de 1948: hoy en día un arco conmemorativo indica su ubicación.
Una moderna plaza de atractivo diseño, que permite la congregación de miles de fieles, bordea el Muro Occidental, único remanente de lo que fue el Segundo Templo.
En la zona del mercado del barrio musulmán de la Ciudad Vieja, que posee una especial belleza arquitectónica, las fachadas de las casas han sido limpiadas y reparadas; póstigos, vitrinas y otras instalaciones han sido reemplazadas; horribles techos en la calle principal del mercado han sido cambiados por madera y cobre; las callejuelas han sido repavimentadas y se ha introducido una moderna infraestructura.
Un nuevo adoquinado pavimenta la Vía Dolorosa, las piedras están arregladas de modo que indiquen las estaciones de la Cruz. Aquí y allí, entre los nuevos adoquines jerosolimitanos, hay antiguas piedras que permiten una interesante experiencia para el peregrino cristiano.
La Iglesia del Santo Sepulcro, dañada por el fuego en 1833 y por un terremoto en 1926, ha sido recientemente refaccionada gracias al esfuerzo conjunto de las tres principales Iglesias a cargo de su custodia.
Hoy en día, la Ciudad Vieja de Jerusalem es una verdadera síntesis entre lo antiguo y lo nuevo: no es sólo una vitrina histórica, sino el hogar de muchos y una agitada zona comercial.
Vida Moderna
Así dice el Señor: Yo he restituido a Sión, y moraré en medio de Jerusalem Aún han de morar viejos y viejas en las plazas de Jerusalem y las calles de la ciudad serán llenas de muchachos y muchachas, que jugarán en las calles.
(Zacarías 8:3-5)
Jerusalem es un mosaico de culturas y nacionalidades, gentes, barrios, antiguo y nuevo. Es una unión de contrastes con un carácter único.
Jerusalem es la sede del Presidente de Israel, la Knéset (el parlamento de Israel), la Corte Suprema, los ministerlos y el Gran Rabinato. Aquí también se encuentran el Museo Israel, la Biblioteca Nacional y Yad Vashem - el memorial nacional para los mártires del Holocausto.
La Jerusalem moderna se ha desarrollado alrededor de la Jerusalem de intramuros; la cludad, una pujante metrópoli con una población cercana al medio millón de personas, se extiende sobre un territorio de más de 100 kilómetros cuadrados de colinas y valles.
La historia de la moderna Jerusalem empieza con la construcción de Mishkenot Shaananim (1860), el primer barrio fuera de las protectoras, pero limitantes, murallas de la ciudad, que fue construido por aquellos que buscaban un desahogo frente al hacinamiento en el barrio Judío. Cincuenta años más tarde, en 17 barrios fuera de las murallas, vivía el doble de gente que dentro de la Ciudad Vieja.
La Jerusalem de los siglos XIX y XX se caracteriza por el concepto de unidad barrial que comenzó con los cuatro barrios de la Ciudad Vieja. En la "Ciudad Nueva", los miembros de las distintas comunidades étnicas se asentaban juntos para fundar los primeros barrios. Posteriormente, una ideología común Ilevó a gente a vivir juntos. Más tarde, varias olas inmigratorias de países o regiones específicas fueron el principal factor en la determinación de la composición de la población de un barrio.
La expansión de Jerusalem, hoy en día la ciudad más grande de Israel, ha borrado la tradicional homogeneidad de sus barrios. Sin embargo, la mayoría de ellos aún conserva algunos de los rasgos que los caracterizaron en un comienzo.
Debido a la importancia de Jerusalem para todo el mundo, el alcalade Teddy Kollek fundó en 1968 el Comité de Jerusalem, para que revise los planes de desarrollo de la ciudad. El comité, formado por cerca de 70 renombrados arquitectos, urbanistas, historiadores y filósofos como consejo asesor internacional, preocupado por la restauración y desarrollo de la ciudad, y la preservación del caracter especial de Jerusalem y su legado pluralista énico.
El avance y desarrollo de Jerusalem desde su reunificación en 1967 ha abarcado prácticamente todas las esferas de la vida urbana: se han construído varios nuevos suburbios en la periferia de la ciudad; han surgido muchos hoteles; se han desarrollado varias zonas industriales; se han "renovado" barrios; se han plantado decenas de parques públicos; se han restaurado sinagogas, Iglesias y mezquitas y se han construido algunas nuevas.
Paralelamente a su desarrollo físico, se han expandido las instalaciones y actividades culturales de Jerusalem. La ciudad se ha convertido en sede de festivales culturales internacionales y de convenciones científicas. El Festival Israel anual sirve de escenario para el ballet, teatro y música ejecutados por artistas locales y extranjeros; la Feria Internacional del Libro de Jerusalem, cada dos años, y otros festivales regulares de cine, teatro de muchos países, se reune en Jerusalem cada dos años y sirve de marionetas y música coral atraen gran público a la capital de Israel.
Jerusalem - cuyo nombre, de acuerdo a la tradición, deriva de las palabras hebreas "ir", que quiere decir ciudad y "shalom", que significa paz - sintetiza la esperanza expresada en la más noble aspiración de la humanidad: paz para todos los hombres. La libertad de culto de la que gozan judíos, musulmanes y cristianos en sus lugares santos, a corta distancia unos de otros y el contacto diario entre los diversos grupos étnicos y religiosos que viven en la ciudad, cada uno de los cuales ostenta una larga tradición cultural, puede servir de modelo de paz y coexistencia para ser imitado en toda la región.
Jerusalem, la capital de Israel y sede del gobierno, es la ciudad más grande del país. Su población alcanza los 634.000 habitantes (de ellos 14.000 cristianos) es un mosaico de diversas comunidades nacionales, religiosas y étnicas.
"Si te olvidare, oh Jerusalem, olvide mi diestra su habilidad; adhiérase mi lengua al paladar si de tí no me acordare; si no pusiere a Jerusalem en la cumbre de mis alegrías." (Salmos 137:5-6)
Jerusalem es una ciudad con lugares históricos cuidadosamente preservados y restaurados, y con modernos edificios, suburbios en permanente expansión, zonas y centros comerciales, parques industriales de alta tecnología y de bellos paisajes. Es una ciudad al mismo tiempo antigua y moderna, con sus tesoros del pasado y con sus planes para el futuro.
La santidad de Jerusalem está reconocida por las tres grandes religiones monoteístas, el judaísmo, el cristianismo y el Islam, pero la naturaleza de dicha santidad difiere para cada una de ellas.
Para el pueblo judío, la ciudad es santa en sí. Elegida por Dios en su promesa a David, Jerusalem es el centro mismo de la existencia espiritual y nacional, y de la continuidad judía. Durante casi 3.000 años, desde los tiempos del rey David y la construcción del Primer Templo a cargo de su hijo Salomón, Jerusalem fue el foco de las plegarias y la devoción judía. Dondequiera éstas estuvieran, durante casi 2.000 años, siempre se volvieron hacia Jerusalem y el Monte del Templo durante sus plegarias.
Para los cristianos, Jerusalem es la ciudad de los Santos Lugares asociados con los hechos de la vida y ministerio de Jesús y con la historia de la temprana iglesia apostólica. Se trata de lugares de peregrinaje, plegaria y devoción. Las tradiciones que identifican algunos de esos lugares datan de los primeros siglos del cristianismo.
En la tradición musulmana, el Monte del Templo es identificado como "el santuario más alejado" (en árabe, masjid al-aksa) desde el cual el profeta Mahoma, acompañado por el ángel Gabriel, llevó a cabo la travesía nocturna hacia el Trono de Dios (el Corán, Sura 17:1, Al-Isra).
La Ley de los Santos Lugares (5727-1967) garantiza el libre acceso a los lugares sagrados para los miembros de los diferentes cultos.
La soberanía judía en la ciudad llega a su término en el año 135, con la represión de la segunda rebelión que éstos llevan a cabo contra Roma y sólo fue restaurada en 1948, con la creación del Estado de Israel. Durante todos esos siglos Jerusalem estuvo bajo el dominio de potencias extranjeras. No obstante, a lo largo del tiempo siempre hubo judíos que vivieron en Jerusalem y desde 1870 constituyen la mayoría de su población.
Como resultado de las luchas entabladas durante la Guerra de la Independencia en 1948 y de la división de Jerusalem, las sinagogas históricas y academias rabínicas en el Barrio Judío de la Ciudad Vieja fueron destruidas o severamente dañadas. En 1967, con la reunificación de la ciudad después de la Guerra de los Seis Días, el Barrio Judío en la Ciudad Vieja, con sus academias y sinagogas, fue restaurado y reconstruido.
Hoy en día Jerusalem es una ciudad vibrante y vital. Es un centro cultural de renombre internacional, que ofrece festivales de cine y de artes representativas, conciertos, museos singulares, amplias bibliotecas y convenciones profesionales.
"Tres mil años de historia nos contemplan hoy desde esta ciudad sobre cuyas antiguas piedras surgiera la antigua nación judía, en cuyo límpido aire de montañas absorbieran las tres religiones su esencia espiritual y su fortaleza...
"Tres mil años de historia nos contemplan hoy desde esta ciudad en la que las bendiciones del sacerdote judío se mezclan con el llamado del almuecín musulmán y con las campanas de las iglesias cristianas; en la que en cada callejuela y en cada casa de piedra se han oído las admoniciones de los profetas; cuyas torres han visto el surgimiento de las naciones y su caída; pero Jerusalem permanece eternamente...
Los tres mil años de Jerusalem constituyen para nosotros, ahora y para siempre, un mensaje de tolerancia entre los cultos, de amor entre los pueblos, de entendimiento entre las naciones..."
(Yitzhak Rabín, septiembre de 1995)
A través de los siglos, Jerusalem ha sido conocida con numerosos nombres de admiración y reverencia. El más adecuado de todos es "la Ciudad de la Paz".
Jerusalem - La ciudad alta durante el periodo del Segundo Templo
Durante el reinado del rey Herodes (fines del siglo I AEC), Jerusalem creció enormemente en superficie y tuvo lugar una intensa actividad constructora, sin paralelo en la historia de la ciudad. Se erigieron muchos edificios públicos - siendo los más impresionantes de ellos el Monte del Templo y el Templo mismo.
La ciudad fue rodeada por muros con muchas torres. En el extremo noroccidental del muro de la ciudad, Herodes erigió tres imponentes torres que protegían el palacio real, ubicado justamente al sur de ellas. De estas torrres, solamente la base de una, conocida tradicionalmente como la "Torre de David" existe hasta el día de hoy; se la incorporó en la ciudadela otomana de la ciudad, al sur de la Puerta de Yafo.
El área residencial sobre la colina occidental de Jerusalem durante el período del Segundo Templo (su superficie cubre hoy los barrios judío y armenio de la Ciudad Vieja y el Monte Sión fuera de los muros, hacia el sur) pasó a ser conocida como la "Ciudad Alta". El nombre proviene del hecho que topográficamente es más elevada que el resto de la ciudad, incluso que el Monte del Templo. Fue replanificada y reconstruida por Herodes y sus sucesores, de acuerdo a la más fina tradición romana, con bloques de grandes edificios separados por calles y plazas a lo largo de las cuales se encontraban los palacios y los edificios públicos.
La Ciudad Alta fue el barrio de los ricos, con grandes y primorosas residencias habitadas por las familias de los sumo sacerdotes y de la aristocracia local. Aquí estuvieron los palacios de los reyes hasmoneos, del rey Herodes y del Sumo Sacerdote Caifás (mencionado en el Nuevo Testamento). Aquí, Jesús fue arrestado y retenido durante una noche antes de ser entregado al procurador Poncio Pilato para su sentencia. (Mateo 26:57-75; Lucas 22:54-71, 23:1). De acuerdo con la tradición cristiana, el palacio del Sumo Sacerdote Caifás se encontraba en el Monte Sión, que se encuentra hoy en día fuera de los muros de la Ciudad Vieja, hacia el sur.
Los muros, las torres y los lujosos palacios de la Ciudad Alta son descritos detalladamente por el historiador judío de la época Flavio Josefo, nacido en Jerusalem. El fue testigo presencial de la destrucción de Jerusalem en el año 70 EC, y también describe la conquista de la Ciudad Alta, donde los soldados romanos saquearon los palacios y las elegantes casas y las quemaron hasta los cimientos en el octavo día del mes de Elul del año 70 EC, un mes después de la destrucción del Templo.
César, considerando imposible reducir la ciudad alta sin terraplenes, debido a la abrupta naturaleza del lugar, asignó la tarea a sus fuerzas el 20 del mes de Lous (Av). El transporte de maderas era difícil, ya que todos los alrededores de la ciudad, hasta una distancia de cien estadios estaban, como ya he dicho, desnudos. Los trabajos de tierra se completaron al cabo de dieciocho días de trabajo, el siete del mes del mes de Gorpiaeus (Elul), y pusieron en acción la maquinaria militar. De los rebeldes, algunos ya desesperados en la ciudad, se retiraron por los terraplenes a la ciudadela, otros huyeron por los túneles. Los romanos, avanzando por las calles, espada en mano, masacraron indiscriminadamente a todo el que encontraban a su paso, y quemaron las casas con todos los que habían hallado refugio dentro de ellas. Frecuentemente al entrar en las casas para saquearlas encontraban a las familias muertas y las habitaciones llenas de víctimas del hambre... Pasando por encima de quien caía en su camino, obstruyeron las calles con cadáveres e inundaron toda la ciudad de sangre, hasta tal punto que muchos de los incendios se extinguieron por el torrente sanguíneo. Hacia la tarde cesó la masacre, pero cuando cayó la noche el fuego se apoderó de todo y así el alba del octavo día del mes de Gorpiaeus (Elul) encontró una Jerusalem en llamas - una ciudad que había sufrido tantas calamidades … Los romanos incendiaron los barrios marginales de la ciudad y destruyeron los muros hasta los cimientos. Así fue capturada Jerusalem en el segundo año del reinado de Vespasiano, en el octavo día del mes de Gorpiaeus. (20 de septiembre del 70 EC).
(Guerras VI. 8-10)
Desde 1969 hasta 1982, cuando se reconstruyera el Barrio Judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem, la Ciudad Alta del período del Segundo Templo fue sujeta a una amplia investigación arqueológica. Fueron descubiertos impresionantes restos de un continuo asentamiento en el monte occidental - desde fines del período del Primer Templo (siglos VIII - VII AEC) hasta los tiempos modernos.
Quedaron al descubierto ruinas de las residencias de la Ciudad Alta, que habían estado enterradas por casi 1900 años. Casas y artefactos se conservaron casi en su totalidad, protegidos por una gruesa capa de escombros de una ocupación posterior. Los hallazgos confirmaron con toda precisión la evidencia escrita por Flavio Josefo y la crueldad de la destrucción romana de Jerusalem y de la Ciudad Alta.
Al finalizar las excavaciones, las ruinas de la Ciudad Alta fueron conservadas como museo, debajo de los nuevos edificios del Barrio Judío. Los visitantes pueden pasear por los patios y las habitaciones de las casas en las que los muebles de piedra y las vasijas usadas hace 2.000 años por sus habitantes permanecen intactos y brindan una vívida imagen del modo de vida que concluyó allí en el año 70 EC.
El Barrio Herodiano
Este fue el principal lugar de las excavaciones en el Barrio Judío, con partes de seis o siete casas que cubren una superficie de cerca de 2.700 m2. Las casas estaban construidas sobre terrazas, en la ladera del monte que da hacia el este al Valle de Tyropoeon, al frente del Monte del Templo.
La Mansión Palacial
La "Mansión Palacial" en el Barrio Herodiano es la más grande, completa y primorosa de las residencias del período del Segundo Templo descubierta en el Barrio Judío. Representa fielmente la arquitectura y el esplendor de los edificios típicos de la Ciudad Alta.
Ubicado en el extremo oriental de la Ciudad Alta, el edificio fue construido durante el reinado del rey Herodes. Tiene una buena vista hacia el Monte del Templo y el Templo mismo, y se extendía sobre tres terrazas con una superficie total de 600 m2. Se excavaron las ruinas de dos pisos de esta casa: la planta baja en la parte occidental de la casa incluía un patio central y habitaciones residenciales; un subterráneo en la parte este y norte del edificio incluía instalaciones de agua, depósitos y cuartos de servicio. La casa tenía gruesas paredes construidas con piedra caliza de Jerusalem bien labrada, y sus cimientos se apoyaban en la roca. Algunas partes de la casa se han conservado hasta una impresionante altura de 2-3 metros.
El piso del patio central (8 x 8 m.) en la planta baja era de piedras cuadradas. Estaba rodeado por muchas habitaciones y daba acceso a las demás alas de la casa. En el lado oriental del patio había una apertura hacia una gran cisterna subterránea que estaba tallada en la roca y cubierta con una gruesa capa de estuco gris para impedir filtraciones. Desde la boca de la cisterna un estrecho pozo conducía hasta su cavidad acampanada. Se recolectaba el agua de lluvia de los techos y los patios de la casa y se transportaba a través de canales y cañerías a la cisterna, que tenía capacidad de varios miles de litros y proporcionaba agua para el uso diario durante los secos meses del verano.
La planta baja de la lujosa ala occidental de la Mansión Palacial incluía un vestíbulo (sala de entrada) con un piso de mosaico, constituido por un colorido panel cuadrado con una roseta de muchos pétalos en el centro y granadas en las esquinas.
En las paredes de la habitación junto al vestíbulo se conservaron frescos hasta una altura considerable. Estos coloridos frescos son en el estilo que era popular en esa época en el mundo helénico romano, con paneles coloridos, imitación de mármol, elementos arquitectónicos y motivos florales.
Numerosos ejemplos de mosaicos coloridos se hallaron en las casas de la Ciudad Alta, tanto en los salones de recepción como en los baños. Estos son los más antiguos pisos de mosaico encontrados en Jerusalem hasta la fecha. Diseños similares se encontraron en los palacios de Herodes en Masada, en Herodión y en otros lugares. Los motivos decorativos en estos mosaicos incluyen diseños geométricos - líneas entrelazadas, líneas onduladas y bandas plegadas. Los motivos florales también son comunes, especialmente rosetas estilizadas con diferentes números de pétalos. Cabe mencionar que los motivos decorativos usados en los mosaicos y frescos del período del Segundo Templo no incluyen representaciones humanas o animales, dado que los judíos evitaban estrictamente el arte figurativo.
La sala de recepción de la casa era particularmente grande (11 x 6,5 m.) y muy lujosa. Sus paredes, conservadas hasta una altura de 3 metros, estaban cubiertas con un estuco blanco, modeladas en relieve como paneles. La imitación es de la costosa construcción helénica romana de piedras con relieve marginal, como en los muros de contención del herodiano complejo del Monte del Templo. Hacia el oeste de la sala de recepción, se descubrieron tres habitaciones parcialmente cortadas en la roca de la ladera. Las paredes de estas habitaciones, decoradas con frescos, se encontraron cubiertas con una capa de estuco blanco en preparación para una redecoración, lo que indica que el ala residencial de la mansión estaba en proceso de renovación cuando los romanos la destruyeron.
Al este del patio central se puso al descubierto una pequeña habitación con un banco y un piso de mosaico, con una pequeña mikve (baño ritual judío, plural - mikvaot) junto a ella. Desde el patio, dos escaleras conducían al nivel subterráneo: una hacia una bodega y una mikve; la otra a una red de áreas de depósito, habitaciones y mikvaot en las partes norte y este de la casa. Una de las habitaciones en el nivel subterráneo tenía un piso de mosaico en forma de tablero de ajedrez (piedras blancas y negras) y desde allí una entrada doble daba acceso a una gran mikve con techo abovedado.
Las mikvaot son uno de los rasgos más comunes en las residencias de la Ciudad Alta de Jerusalem. En cada casa había una o dos - a veces más - mikvaot, evidencia de la importancia que se atribuía a la pureza ritual. Una mikve típica estaba cortada en la roca, estucada y techada con una bóveda de piedra; un ancho tramo de escaleras conducía a su fondo. Las mikvaot se llenaban en invierno con el agua de lluvia y en verano con el agua de las cisternas. A veces había junto a la mikve una bañera construida de pequeñas piedras, cemento y estucada.
Es de suponer que la Mansión Palacial, con su ubicación que mira hacia el Monte del Templo y su gran cantidad de mikvaot, pertenecía a una familia sacerdotal.
La Casa Quemada
La residencia conocida como la Casa Quemada, está ubicada al norte de la Mansión Palacial, data también del período del Segundo Templo. Aquí, por primera vez, se encontró evidencia de la total destrucción de la ciudad por parte de los romanos en el año 70 EC. A pesar de que solamente una pequeña superficie de la casa quedó al descubierto, demostró ser mucho más rica, por los pequeños hallazgos, que otras casas descubiertas en la Ciudad Alta.
La planta baja de la Casa Quemada quedó al descubierto, incluyendo un pequeño patio, cuatro habitaciones, una cocina y una mikve. Las paredes de la casa, construidas de piedra y cemento y cubiertas con un grueso estuco blanco, se conservaron hasta la altura de un metro. En los pisos de las habitaciones, de tierra, estaban las bases de hornos redondos hechos de arcilla café, lo que indica que probablemente esta ala de la casa se usaba como taller.
El patio de la casa estaba empedrado y a través de él se llegaba a la cocina y a las demás habitaciones. Tres de ellas eran de tamaño mediano y la cuarta, una habitación lateral, extremadamente pequeña. La mikve es muy pequeña, cubierta con estuco gris, y tiene cuatro escalones que descienden hasta el fondo. En la esquina de la cocina había un horno, piedras de basalto para molienda junto a él y una gran cubeta de piedra.
La Casa Quemada se encontró debajo de una gruesa capa de destrozos. Dispersos en la casa entre las paredes desplomadas, los techos y el segundo piso, se encontraron fragmentos de mesas de piedra y muchas vasijas de cerámica, piedra y metal, evidencias del pillaje cometido por los soldados romanos. Apoyada contra el rincón de una de las habitaciones había una lanza de hierro, que aparentemente pertenecía a uno de los combatientes judíos que vivieron allí. En la entrada de la habitación lateral se encontraron los huesos del brazo de una joven, con los dedos agarrando la piedra del umbral. Los múltiples clavos de hierro encontrados entre las ruinas son todo lo que quedó del techo de madera, de los estantes y muebles que se quemaron totalmente. Numerosas monedas acuñadas durante la rebelión contra los romanos (66 - 70 EC) atestiguan la fecha de destrucción de esta casa.
En una de las habitaciones se encontró una pesa de piedra redonda, de unos 10 cm. de diámetro. En ella, en escritura aramea cuadrada, estaba la inscripción hebrea (de) Bar Katros, lo que indica que pertenecía al hijo de un hombre llamado Katros. Se conoce la "Casa de Katros" como una familia sacerdotal que abusó de su posición en el Templo. Una cantinela conservada en la literatura talmúdica habla acerca de la corrupción de esos sacerdotes:
Pobre de mí por la Casa de Boetus,
pobre de mí por sus esclavos.
Pobre de mí por la Casa de Janán,
pobre de mí por sus conjuros.
Pobre de mí por la Casa de Katros,
pobre de mí por sus plumas.
Pobre de mí por la Casa de Ishmael, hijo de Fiabi,
pobre de mí por sus puños.
Porque ellos son Sumo Sacerdotes, y sus hijos son tesoreros y sus yernos son síndicos, y sus sirvientes golpean a la gente con palos.
(Talmud de Babilonia, Pesajim 57, 1
Tosefta, Minjot 13,21)
їEs posible asumir que la Casa Quemada sea realmente la Casa de Katros?
Hallazgos del Periodo del Segundo Templo en la Ciudad Alta
Cientos de vasijas de cerámica intactas fueron encontradas, principalmente en las mikvaot y en las cisternas de las casas, donde aparentemente se las colocó durante el asedio. Muchos de los artefactos y vasijas, objetos de uso cotidiano en el siglo I EC, se exhiben actualmente en los museos del Barrio Herodiano y la Casa Quemada.
Mesas - fragmentos de decenas de mesas de piedra de dos clases - típicos muebles domésticos - fueron puestas al descubierto en las excavaciones. Grandes mesas de piedra caliza local compuestas de una cubierta rectangular (promedio 85 x 45 cm.) tallada en tres lados con motivos geométricos y florales, que se colocaba sobre una pata central (de 70 - 80 cm. de altura promedio) en forma de columna con una base. Estas pesadas mesas se colocaban junto a una pared.
Pequeñas mesas redondas de aproximadamente 50 cm. de diámetro, hechas de diferentes piedras, incluida la piedra caliza local y granito y mármol importados, se colocaban sobre un trípode de madera que no se ha conservado. Estas eran mesas portátiles que se usaban para servir comida a las visitas que se reclinaban en bajos divanes de madera en los lujosos salones de recepción.
Vasijas de piedra - Una enorme cantidad de vasijas de piedra del período del Segundo Templo se encontraron en las casas de la Ciudad Alta. Las vasijas estaban hechas de la piedra caliza local, blanda y fácil de trabajar, que se encuentra en gran cantidad en Jerusalem, especialmente en el Monte Scopus y el Monte de los Olivos. Las vasijas eran hechas a mano o en un torno. Más inusuales son las grandes vasijas torneadas. Tienen 60 - 80 cm. de alto con gruesas paredes derechas o redondeadas, con forma de copa de boca ancha, sobre un pedestal. La mayoría de las vasijas más pequeñas también fueron torneadas, en una amplia variedad de formas: boles, copas y vasos imitando la alfarería importada. Entre las vasijas hechas a mano hay cubetas y recipientes de diversos tamaños. También las así llamadas tazas de medida, en forma de jarros con paredes derechas y grandes asas, eran hechas a mano.
La industria de vasijas de piedra que floreció en Jerusalem durante el siglo I EC está claramente relacionada con la estricta observancia de las leyes judías de pureza ritual, de acuerdo con las cuales la piedra no absorbe impureza. (Mishná, Kelim 10:1, Pará 5:5). La pureza de las vasijas de piedra está mencionada también en el Nuevo Testamento, en el milagro de la conversión del agua en vino en Caná. (Juan 2:1-7).
Grabado de la Menorá - En el Barrio Judío se encontraron dos fragmentos de estuco levemente coloreado, que datan del período del Segundo Templo, en los cuales está pintada una menorá de siete brazos (candelabro). El grabado de la menorá tiene 20 cm. de alto y 12,5 cm. de ancho. Siete brazos en alto, con una llama en el extremo de cada brazo; se para sobre una base trípode y está decorada con círculos separados por pares de líneas. Esta decoración corresponde a la descripción bíblica de la menorá:
Tres cálices a modo de flores de almendro tendrá el primer brazo, con sus glóbulos y lirios; el segundo brazo tendrá [también] tres cálices a modo de flor de almendro con sus glóbulos y sus flores.
(Exodo 25:33).
Harás para él siete lámparas, que pondrás sobre el candelabro, para que luzcan de frente.
(Exodo 25:37).
Este parece ser el más antiguo dibujo detallado de la menorá que estuvo en el Templo de Jerusalem y fue tomada como botín por los romanos cuando conquistaron la ciudad.
Las excavaciones en el Barrio Judío fueron realizadas por N. Avigad en nombre del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalem, el Departamento de Antigüedades (hoy Autoridad de Antigüedades de Israel) y la Sociedad de Exploración de Israel.
Fuente: MFA - Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel
Comentarios
Rafael Mérida Cruz-Lascano Escribió :
Mi muy querida amiga Susana. Lamento los inconvenientes técnicos que habreís tenido, y por la deferencia que daís a mis humildes letras, os aseguro que podeís contarme como uno de vuestro más fanáticos navegadores de vuestra página. Constantemente mavego escudriñando en la innumerable cantidad de poetas, y bueno, toda la página es de sumo interés. Gracias por acordaros de este servidor.
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Escrito en: Marzo 26, 2008 06:28 PM