Una caricia en el alma- texto recibido de Susana Luna.
Una caricia en el alma:
Carta a mi hijo
Querido Hijo;
Ahora que te veo pasar de niño a hombre quiero hablarte de como cambiara tu
vida. Quiero hablarte de tu nuevas realidades: aquellas en las que el bueno
no triunfa siempre y la guerra en la televisión es noticia, no película.
Quiero prepararte para las nuevas sensaciones que vienen con la edad, para
el dolor y la alegría que ocasiona un gran amor, para las satisfacciones que
genera una amistad verdadera y la tristeza tan profunda que deja la
traición.
Quiero enseñarte a enfrentar los problemas con juicio, con firmeza y sin
temor.
Quiero que comprendas que a pesar de la corrupción social, económica y
política que vivimos a diario, todo en la vida es factible, cambiable, fácil
de resolver y manejable por métodos honestos.
Voy a poner a tu disposición las herramientas necesarias para formar tu
personalidad, para elaborar tu futuro, para fortalecer tu carácter.
Con ellas descubrirás que para ser un hombre sano deberás ejercitar tu
cuerpo, nutrir tu intelecto, apoyarte en la fe, ayudar a tu prójimo,
obedecer las leyes, luchar por tus ideas y respetar las ajenas.
También reconocerás las oportunidades y sabrás aprovecharlas, sin perjudicar
a los demás ni abusar de los incautos...
Quiero, por sobre todo, que aprendas a decidir por ti mismo y a aceptar
responsabilidad por tus acciones, para que nunca te lamentes de haber
permitido que otros forjaran tu destino, para que nunca mires hacia atrás
con nostalgia por lo que pudo haber sido, sino que siempre te sientas
plenamente satisfecho por lo que fue.
Yo alabare tus triunfos y sufriré contigo tus desventuras. Seré cómplice de
tus logros y tus fracasos y en lo bueno y en lo malo seré incondicional
contigo.
Aprenderás que no estas solo en este mundo; que eres parte importantísima de
un núcleo familiar y social que se extiende a medida que te relacionas con
tu medio; que mientras mas grande sea tu circulo social, mas se enriquecerá
tu vida pero mayores también serán tus responsabilidades morales con todo el
que te rodea.
Por ello deberás reflexionar siempre antes de actuar, para poder calibrar
con certeza la consecuencia de tus actos y su potencial efecto sobre
aquellos que te quieren.
Quiero enseñarte, hijo mío, que puedes ser bueno sin que abusen de ti; que
se puede ser valiente sin arriesgar inútilmente la vida; que no serás menos
hombre porque llores o sientas miedo o le seas fiel a tu mujer; que vale mas
la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo; que
se puede ser justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído, religioso
sin ser fanático.
Se muy bien que el camino del adolescente es difícil de transitar. Lo se
porque lo he recorrido y logre llegar airosa al otro lado.
Por eso te digo que le tengas respeto pero no le temas, porque llevas
contigo una prenda de incalculable valor: cuentas con el apoyo incondicional
de tu mama, de tu papa y de tu hermanos y de todos los que te aprecian.
En todo y para siempre. Como me paso a mi.
Carta a mi hijo
Querido Hijo;
Ahora que te veo pasar de niño a hombre quiero hablarte de como cambiara tu
vida. Quiero hablarte de tu nuevas realidades: aquellas en las que el bueno
no triunfa siempre y la guerra en la televisión es noticia, no película.
Quiero prepararte para las nuevas sensaciones que vienen con la edad, para
el dolor y la alegría que ocasiona un gran amor, para las satisfacciones que
genera una amistad verdadera y la tristeza tan profunda que deja la
traición.
Quiero enseñarte a enfrentar los problemas con juicio, con firmeza y sin
temor.
Quiero que comprendas que a pesar de la corrupción social, económica y
política que vivimos a diario, todo en la vida es factible, cambiable, fácil
de resolver y manejable por métodos honestos.
Voy a poner a tu disposición las herramientas necesarias para formar tu
personalidad, para elaborar tu futuro, para fortalecer tu carácter.
Con ellas descubrirás que para ser un hombre sano deberás ejercitar tu
cuerpo, nutrir tu intelecto, apoyarte en la fe, ayudar a tu prójimo,
obedecer las leyes, luchar por tus ideas y respetar las ajenas.
También reconocerás las oportunidades y sabrás aprovecharlas, sin perjudicar
a los demás ni abusar de los incautos...
Quiero, por sobre todo, que aprendas a decidir por ti mismo y a aceptar
responsabilidad por tus acciones, para que nunca te lamentes de haber
permitido que otros forjaran tu destino, para que nunca mires hacia atrás
con nostalgia por lo que pudo haber sido, sino que siempre te sientas
plenamente satisfecho por lo que fue.
Yo alabare tus triunfos y sufriré contigo tus desventuras. Seré cómplice de
tus logros y tus fracasos y en lo bueno y en lo malo seré incondicional
contigo.
Aprenderás que no estas solo en este mundo; que eres parte importantísima de
un núcleo familiar y social que se extiende a medida que te relacionas con
tu medio; que mientras mas grande sea tu circulo social, mas se enriquecerá
tu vida pero mayores también serán tus responsabilidades morales con todo el
que te rodea.
Por ello deberás reflexionar siempre antes de actuar, para poder calibrar
con certeza la consecuencia de tus actos y su potencial efecto sobre
aquellos que te quieren.
Quiero enseñarte, hijo mío, que puedes ser bueno sin que abusen de ti; que
se puede ser valiente sin arriesgar inútilmente la vida; que no serás menos
hombre porque llores o sientas miedo o le seas fiel a tu mujer; que vale mas
la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo; que
se puede ser justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído, religioso
sin ser fanático.
Se muy bien que el camino del adolescente es difícil de transitar. Lo se
porque lo he recorrido y logre llegar airosa al otro lado.
Por eso te digo que le tengas respeto pero no le temas, porque llevas
contigo una prenda de incalculable valor: cuentas con el apoyo incondicional
de tu mama, de tu papa y de tu hermanos y de todos los que te aprecian.
En todo y para siempre. Como me paso a mi.
Cordialmente mariluz21
2006