Mi Enfoque #153, Agosto 1, 2006

· Carta desde Israel
Querido amigo:
Ayer domingo ha sido el día mas duro de la Guerra. El norte de Israel fue blanco de 150 misiles, la más alta cifra diaria desde que comenzó la guerra. 30 misiles cayeron en la ciudad de Kiriat Shmona, seis en Acre, 8 en Nahariya, 5 en Maalot, 4 en Rosh Pina, y 2 en Tiberias. El resto en distintos pueblos.
El sábado cayeron en Israel 90 misiles. Uno de ellos hizo impacto directo en un hospital, pero, por suerte, el personal había tenido la precaución hace algunos días de bajar a todos los enfermos al sótano. Un misil, que cayó en la ciudad de Afula, tenía una carga explosiva de 100 kilos.
Con los misiles de ayer ya suman cerca de 3,000 misiles los que Hizballah ha disparado a Israel en las últimas dos semanas. Y amenazan disparar mísiles aún más poderosos, recibidos de Siria e Irán, que pueden llegar hasta Tel Aviv.
300,000 pobladores del norte de Israel han encontrado refugio en ciudades del centro del país, que, hasta ahora, están fuera del alcance de los misiles. Más de 500,000 se quedaron en el norte, y están en los sótanos de casas y edificios, de donde no salen de día ni de noche. Las ciudades del norte de Israel son hoy ciudades fantasmas. Los negocios están cerrados. No hay vehículos en las calles.
Para la gente del Líbano el domingo ha sido el día más trágico de esta guerra. Israel, tratando de destruir una posición de Hizballah en Kafr Kana, pueblo desde el cual han disparado cientos de misiles a Israel, destruyó el edificio adyacente, donde dos familias con niños habían buscado refugio, a pesar que Israel había advertido a los pobladores de Kafr Kana que abandonasen el pueblo, para poder destruir los misiles sin causar muertos civiles.
El ejército de Israel ha declarado un alto al fuego para investigar la tragedia que presenta una serie de interrogantes. El edificio fue bombardeado a las 12 de la noche, pero recién, 7 horas más tarde, a las 7 am, se derrumbó. La gente que estaba allí no era de Kafr Kana, sino refugiados de otros pueblos. Los libaneses informan que hay 56 víctimas, la Cruz Roja dice que son 28. Los que vinieron a sacar a la gente de los escombros no lo hicieron de inmediato sino que esperaron la llegada de los reporteros de televisión para hacerlo.
Israel deplora la tragedia, pero la responsabilidad recae sobre Hizballah, organización que se escuda detrás de mujeres y bebes, que almacena armamento en mezquitas, ambulancias, hospitales y hogares privados, que dispara sus misiles desde colegios y kindergartens, y que se considera victoriosa por continuar disparando sus misiles a mujeres y niños israelíes.
La política de Hizballah es impedir a los pobladores que sigan las advertencias del ejército israelí y se vayan al norte del país. Con eso logran dos fines, el primero, usarlos como escudos humanos ya que Israel no ataca deliberadamente a civiles. El segundo, si se producen muertes de civiles, especialmente de niños como en este caso, las imágenes que darán la vuelta al mundo provocarán horror e indignación contra Israel. (En Israel por razones morales y de respeto a las victimas y a sus parientes no se permite fotografiar a los muertos o heridos de los atentados realizados por los suicidas palestinos, o a las decenas de muertos y mas de mil heridos del conflicto actual).
Hizballah es una organización extremista islámica, financiada y dirigida por Irán, cuyo propósito es destruir Israel. Durante los últimos seis años se armó con más de 11,000 misiles, y construyo fortificaciones y bunkers al lado de la frontera con Israel.
El día 12 de julio del 2006, el día que Hizballah ingresó a territorio israelí, secuestró a dos soldados israelíes y mato a otros 8, fue, no por coincidencia, el día que Irán debía responder a las Naciones Unidas sobre sus planes de desarrollar bombas atómicas. El ataque de Hizballah y la reacción de Israel sirvieron para que el mundo olvide, espero que solo temporalmente, los planes genocidas de Irán de "borrar a Israel del mapa".
Hizballah es uno de los tentáculos de Irán, país islámico fanático. El conflicto actual no es una guerra convencional entre países, sino entre un país y una organización terrorista islámica, apoyada por un país cuya ambición es imponer la versión de su religión en el mundo. Esta guerra, a la que los historiadores ya llaman "la Tercera Guerra Mundial", se está librando entre el occidente y el islamismo extremista, en un campo de batalla que incluye Nueva York, Madrid, Inglaterra, Bali, Pakistán, India y otros países.
El Líbano no es una víctima inocente. Las bombas y cohetes que posee Hizballah no fueron ingresadas de contrabando, sino abiertamente por el aeropuerto de Beirut, con el conocimiento y anuencia del gobierno. (El aeropuerto de Beirut, a diferencia del sur del país, está bajo completo control del ejército y gobierno libanés). Igualmente, los cohetes iraníes pasaron sin problema por los puntos de control y aduana que existen en la frontera entre Siria y el Líbano.
El ejercito libanés esta ayudando activamente a Hizballah. Sin las estaciones de radar del ejército libanés y sin su cooperación, Hizballah, que no tiene radar, no habría logrado acertar al blanco del buque israelí con tal precisión.
Hizballah es parte del gobierno libanés, tiene miembros en el parlamento y ministros en el gabinete ministerial. Líbano permite que un partido político tenga milicias militares controladas por el partido y no por el gobierno. Líbano permite que un partido político minoritario arrastre a todo el país a un terrible conflicto por decisión propia. Líbano permite que una milicia, y no el ejército de la nación, controle una zona fronteriza. Líbano permite que países extranjeros, Siria e Irán, armen a las milicias y les den órdenes e instrucciones. El gobierno libanés no ha criticado y, aun menos, desautorizado a Hizballah por haber tomado una decisión que afecta a toda su nación. El gobierno libanés aprueba las acciones de Hizballah, (matanza de 8 soldados, secuestro de dos) se identifica con ellas, y las defiende en las Naciones Unidas y otros foros internacionales. En la conferencia de los países árabes, hace unos días, los representantes de Egipto, Jordania, Kuwait, Irak, Bahrain, y la Autoridad Palestina calificaron la acción de Hizballah de "inapropiada e irresponsable". El representante libanés la defendió apasionadamente, argumentando que el Líbano tiene el derecho de resistir la ocupación y demanda la liberación de los libaneses que se encuentran presos en Israel.
Líbano acusa falsamente a Israel de ocupar territorio libanés. Israel se retiro por completo del Líbano en el mes de mayo del año 2000, y la frontera internacional fue revisada minuciosamente y aprobada por las Naciones Unidas. Hizballah reclama que un área, denominado "Granjas Shaba", es territorio libanés ocupado por Israel. Para las Naciones Unidas esa zona no es y nunca fue parte del Líbano. Al aducir el Líbano que Israel ocupa parte de su territorio acepta la exigencia de Hizballah respecto a la Granja Shaba en contra del consenso internacional.
Líbano nunca cumplió, ni realizó ningún esfuerzo por cumplir, la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que exige el desarme de Hizballah y su sustitución por el ejército libanés en el sur del país.
Líbano considera héroe nacional a un asesino despiadado. La demanda de Hizballah de liberación de prisioneros, apoyada por el gobierno libanés, se refiere a Samir Kuntar, un terrorista juzgado y condenado a prisión perpetua en el año 1979 (tres años antes de la Guerra del Líbano). Kuntar se infiltró en Israel, entró a un edificio en Nahariya, mató al padre, y destrozó la cabeza de la hijita de 4 años golpeándola con rocas hasta matarla. El gobierno libanés concuerda con Hizballah que Kuntar, el "héroe nacional" debe ser liberado por cualquier medio, incluso atacando a
Israel.
El General Sherman, durante la Guerra Civil de los Estados Unidos, en el siglo 19, dijo "la guerra es el infierno". Lo es hoy para el Líbano, lo es hoy para Israel.
El mundo, con las excepciones de Estados Unidos, Bretaña, Australia, Canadá y algunos pocos países más, condenan a Israel por "reacción desproporcionada". Con esa frase convierten a la víctima de la agresión en agresor.
Ningún país en el mundo aceptaría que una organización terrorista, apoyada tácita y activamente por el país vecino, amenace con miles de cohetes la vida de cientos de miles de sus ciudadanos. Israel no puede ya vivir con esa espada pendiente sobre su cabeza. Para los israelíes esta es guerra de supervivencia, la continuación de la guerra de independencia.
En 1948 seis ejércitos árabes invadieron para echar a los judíos al mar. No lograron su propósito.
Hoy, Irán, a través de su fantoche Hizballah, ha dado inicio a su campaña de borrar Israel del mapa. No logrará su propósito.
El columnista Krauthammer escribió en un reciente artículo que cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor, Estados Unidos no respondió "proporcionalmente" destruyendo una base naval japonesa. Estados Unidos hizo una guerra que duró 4 años, en la cual mató a millones de japoneses, y destruyó Tokio, Hiroshima y Nagasaki. "Cuando un país es atacado por un agresor, sin provocación, tiene todo el derecho legal y moral de luchar hasta que el agresor esté desarmado y su infraestructura destruida para que no vuelva a amenazar la seguridad nuevamente".
El bombardeo israelí es a blancos estratégicos, tales como puentes y carreteras, por donde podrían llegar refuerzos de Siria a Hizballah. También son bombardeados los almacenes de armas y los cuarteles de los combatientes de Hizballah, en el barrio del sur de Beirut y en las poblaciones del sur, donde se esconden entre la población civil, lo cual triste pero inevitablemente es la causa que se produzcan victimas civiles, como sucedió hoy. Israel trata de minimizar el número avisando con anticipación a la población a que abandone los lugares donde habrá una batalla.
El bombardeo de Hizballah a las ciudades israelíes, (casi 3,000 misiles hasta hoy) no tiene ningún propósito estratégico. Su propósito indiscriminado, al cargar los cohetes con clavos y bolas de acero, es maximizar el número de victimas civiles.
Los objetivos de Israel en esta guerra se limitan al regreso de los dos soldados secuestrados, sanos y salvos, y al cumplimiento por parte del Líbano de la Resolución 1559.
La Resolución 1559, presentada por Francia y aprobada el 2 de setiembre del año 2004 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, exige de Líbano el desarme de Hizballah y su sustitución por el ejército libanés en el sur del país. Líbano hizo caso omiso de la resolución, y su apoyo, tanto tácito como activo, a Hizballah, organización terrorista manejada por Siria e Irán, es la causa del presente conflicto.
Por su lado, los soldados de Unifil, observadores enviados por las Naciones Unidas al sur del Líbano, nunca observaron que Hizballah se armaba hasta los dientes, o, si lo observaron, no avisaron a Kofi Annan, o, si avisaron a Kofi Annan, éste no juzgó necesario protestar al Líbano o a Siria por la violación de acuerdos internacionales.
La deliberada ceguera de Kofi Annan no es sorprendente. En 1994, cuando era jefe de la oficina de las Naciones Unidas encargada de mantener la paz, hizo caso omiso de los ruegos del General Romeo Dallaire para que intervenga en Rwanda ante la inminente masacre de 800,000 miembros de la tribu Tutus. Sólo reconoció su responsabilidad en el holocausto de Rwanda, 5 años después, cuando el autor Philip Gourevitch publicó un libro donde denunció que habrían bastado 5,000 tropas de las Naciones Unidas para detener la matanza, si Kofi Annan no hubiese deliberadamente cerrado los ojos.
Pero en lo que se refiere a Israel la reacción de Kofi Annan es siempre inmediata y contundente. Sin perder un momento, sin esperar a recibir los resultados de las investigaciones, se apresura, en forma consistente, a condenar a Israel.
Disculpa que esta carta sea tan larga, pero se ha escrito tanto contra Israel sin tomar en cuenta los hechos, tal vez por ignorancia, ó tal vez por antipatía, que considero necesario, a riesgo de repetirme, volver a mencionarlos.
Un cordial saludo
David