El viento trae un mensaje
El viento trae un mensaje, el sol habla con su brillo, la luna explica sus
misterios, el cielo se envuelve en destellos, la tierra habla. ¡Cuántas
veces nos encontramos humanizando a la naturaleza dotándola de atributos
humanos y de acuerdo a nuestras propias capacidades para conocer a las
cosas! Es una constante que se repite desde los albores de la humanidad
misma, aún a pesar de querer salir de un mito con la razón, entramos sin
saberlo a otro mito por la razón misma.
¿Alguna vez has pronunciado una palabra frente a un lugar con eco? ¿Has
estado en una montaña que te devolvía tu propia voz ampliada por el vacío?
Esas voces son como los ángeles, mensajeros de un mundo que nace más allá de
nuestra voluntad. Voces ampliadas por el vacío, espejos sonoros de Dios. Los
ángeles son los mensajes del mundo intrapsíquico donde nace la conciencia,
donde el amanecer dorado de la luz del univeso se repite incansablemente en
cada una de sus criaturas en un mundo natural y desconocido más allá de
nuestras razones y nuestros pensamientos.
Cuando las penas ahogan las palabras, cuando la tristeza invade al tiempo
nos enfrentamos inexorablemente a un vacío que nos devuelve voces con
sonidos de alas, ecos de esperanzas y virtudes desconocidas que intentan ser
un madero en el río donde uno puede asirse y navegar hasta la seguridad de
alguna orilla.
Todos necesitamos un eco en nuestras vidas, en cada palabra que decimos, en
cada cosa que hacemos, porque surgimos del vacío e intentamos ser la
plenitud de lo que nos precedió y tal vez no nos damos cuenta que nosotros
también somos el eco de una voz que suena más allá de las estrellas y
creemos ser el centro mismo del universo.
© Miguel Angel Arcel
misterios, el cielo se envuelve en destellos, la tierra habla. ¡Cuántas
veces nos encontramos humanizando a la naturaleza dotándola de atributos
humanos y de acuerdo a nuestras propias capacidades para conocer a las
cosas! Es una constante que se repite desde los albores de la humanidad
misma, aún a pesar de querer salir de un mito con la razón, entramos sin
saberlo a otro mito por la razón misma.
¿Alguna vez has pronunciado una palabra frente a un lugar con eco? ¿Has
estado en una montaña que te devolvía tu propia voz ampliada por el vacío?
Esas voces son como los ángeles, mensajeros de un mundo que nace más allá de
nuestra voluntad. Voces ampliadas por el vacío, espejos sonoros de Dios. Los
ángeles son los mensajes del mundo intrapsíquico donde nace la conciencia,
donde el amanecer dorado de la luz del univeso se repite incansablemente en
cada una de sus criaturas en un mundo natural y desconocido más allá de
nuestras razones y nuestros pensamientos.
Cuando las penas ahogan las palabras, cuando la tristeza invade al tiempo
nos enfrentamos inexorablemente a un vacío que nos devuelve voces con
sonidos de alas, ecos de esperanzas y virtudes desconocidas que intentan ser
un madero en el río donde uno puede asirse y navegar hasta la seguridad de
alguna orilla.
Todos necesitamos un eco en nuestras vidas, en cada palabra que decimos, en
cada cosa que hacemos, porque surgimos del vacío e intentamos ser la
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también somos el eco de una voz que suena más allá de las estrellas y
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