TRAUMAS LITERARIOS

Estos días, que tuve la alegría que algo mío se haya publicado, me lleva a recordar que para todo es necesario un poco de capacidad y mucha suerte.

Como no tengo buena memoria, siempre trataba de escribir, pues la guitarra no sabía tocar y envidiaba a los que no sabían tocar, pero para ser el centro del grupo, no se avergonzaban de tomarla en sus manos y exprimirle algunos sonidos.

Pero para contar chistes tampoco yo estoy bien conformado, y eso que no soy tartamudo. Así, mi primer trauma literario fué cuando en la vieja Olivetti o Remington me escribía los chistes para estudiarlos bien.

La mala suerte fue que un día los dejé en la máquina y como era de esperar mi madre, sacando polvo de donde no tenía que sacar, encontró mis creaciones y así tuve el primer encuentro con la censura y seguro una paliza para recordarme quien tenía fuerza.

Por la misma época, escuela primaria aun, teníamos que escribir una composición sobre el cooperativismo pero mi padre, increíble si, no me dejó escribir pues él era la competencia de la cooperativa agrícola en el pueblo.

En la lucha de los generales, la creatividad nuevamente fue aniquilada.

Con estos comienzos , no podía ir a estudiar letras y así no soportando los olores de la facultad de farmacia y bioquímica me fui a la facultad de ciencias económicas para convertirme en contador, oficio no considerado como fuente de creatividad, aunque tiene lugar a la imaginación y la picardía.

Cuando volví a retomar las letras, fue para escribirle a mis padres que necesito su ayuda para la compra de un departamento.

Ah!!!.

La respuesta, por carta por supuesto, fue: ahora que necesitas, Escribís. No te damos nada…………..

Ya!!, otros años más de silencio literario.

Un par de años después volví a retomar la lapicera y cada semana le escribía al primer ministro, (sí……. el veterano Shimon Peres) las reflecciones de un pequeño ciudadano, con crítica a lo que leía en el periódico y por supuesto, mis recomendaciones.

Me guardaba la copia, y en una oportunidad que pasó algo que yo había previsto que pasaría, mostré el escrito en la mesa, almorzando, y los comensales se rieron de mi o así lo interpreté. No sé bien…… y en un arranque de ira, tiré todas las copias a la basura.

Ah!!, mi discurso de la comunión (barmitzwa de los judíos, a los 13 años de edad ) lo escribió, por supuesto, mi padre.

autor: Yossi May
Noviembre 2005
Tel Aviv - Israel