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8 de noviembre 2005, ángel

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Ya hemos dicho que el Espíritu no conoce el resultado de las cosas. ¡Y esto es porque no existe! No es un laberinto pre-planeado ni una carrera de obstáculos que debes recorrer con la esperanza de encontrar la meta. No, por supuesto que cada uno de ustedes, en la segunda creación, está tomando el vacío y la nada y los está transformando en una nueva realidad basada en las frecuencias vibratorias de los pensamientos que llevan hacia el futuro.
Para ayudarte a entender un poco más te contaremos la historia de Aarón, el marinero.
Había una vez un marinero llamado Aarón que fue encargado por su gobierno de ir a descubrir nuevos lugares y tierras para el reino. Le dieron una tripulación y un barco. Le fueron dados suministros para el viaje. Le pidieron que regresara en un período de un año después de que hubiera descubierto esos nuevos lugares.
Así Aarón se hizo a la mar. Habló con su tripulación y les dio órdenes y detalles de lo que esperaba. Les dijo cómo quería tensados los mástiles y cómo quería posicionadas las velas. Les explicó cómo quería que navegara el barco. Cuando se hicieron a la mar, pasaron primero por territorios conocidos. Y según se fueron alejando hacia el mar, navegaron a un nuevo, desconocido territorio.
Ahora Aarón y su tripulación trabajaron con las fuerzas de la naturaleza y a veces trabajaron contra ellas. Trabajaron con los vientos, las corrientes y las olas. Ocasionalmente con tormentas y batallaron con ellas.
Aarón trabajó con su compás cada noche para determinar a qué dirección ir, si debía navegar al este o al oeste o al norte o al sur. Atravesaron muchas pruebas y tribulaciones al pasar por estos nuevos territorios. Aarón registraba sus progresos y planeaba el siguiente día. Continuamente oteaba con su telescopio el horizonte para guiarse. Se detuvieron en nuevas islas observando el ambiente y las energías. Recolectaron provisiones y comidas nuevas y conocieron nuevos tipos de personas.
Durante todo este tiempo que viajaron, Aarón tuvo el sentimiento desconcertante de no estar realmente descubriendo tierras nuevas. Sentía que en realidad el barco no se estaba aventurando a lejanas y exóticas tierras. Él sentía que los lugares que estaban explorando eran nada más como sombras diferentes del mismo lugar de donde venían. Pero continuó su viaje. Continuó utilizando el viento para mover su barco, continuó impulsando a su tripulación a trabajar más duro. Los días y las noches eran largos y difíciles, llenos de problemas. Muchos de la tripulación se enfermaron. Algunos de ellos murieron durante el viaje. Tuvieron peleas con tribus en islas que no eran tan amistosas. El viaje era difícil y tuvieron que pagar la cuota.
Cuando navegaron de regreso a casa al finalizar un año, Aarón miró los tesoros que traía. Vio los nuevos tipos de comida, los nuevos tipos de mercancías y pensó para sí mismo: he logrado el objetivo, pero no es totalmente satisfactorio; no es totalmente satisfactorio porque la cuota ha sido muy alta. Muchos de sus hombres ni siquiera regresaban con él. Muchos estaban todavía enfermos; muchos estaban amargados y marcados de cicatrices. Y así fue como terminó el viaje de Aarón. Y así terminó también su vida en la Tierra.
Ahora regresa, en su siguiente vida, nuevamente como marinero. Regresó para pasar durante su infancia por todas aquellas cosas que lo prepararían para ser un nuevo tipo de marinero en un nuevo tipo de energía. Cuando Aarón creció, estaba listo para navegar una vez más. Pero esta vez, Aarón no tenía una tripulación completa. Esta vez escogió ir solo. Escogió ir por su cuenta. Escogió no trabajar para el reino y no trabajar para ningún gobierno sino ir por cuenta. Se construyó el barco que exactamente requería para el viaje que iba a emprender.
Dentro de cada célula de su ser había muchos recuerdos escondidos de lo que había aprendido en su vida anterior como marinero y explorador. Cuando Aarón se hizo a la mar en su nuevo barco, dejó en casa el compás, dejo en casa las provisiones. Dejó en casa sus mapas y documentos. Y cuando se hizo a la mar, en lugar de pelear contra las corrientes, en lugar de pelear contra el viento, simplemente izó la vela y se permitió a sí mismo ser llevado a una nueva ruta.
En los primeros días de su viaje, Aarón estaba nervioso y temeroso porque pensaba que simplemente permitir su viaje podría llevarlo al desastre. “Permitir? tal vez llevaría al barco a estrellarse contra las rocas, pero se dejó llevar. Confió. Por supuesto que los vientos y las corrientes empezaron a guiarlo por un camino y dirección diferentes. Aarón vivió cada día sin preocuparse de registrar su progreso desde el pasado y sin preocuparse de usar el compás para dirigirlo al futuro.
Él vivió cada día, permitiendo que lo apropiado para su barco lo guiara hacia donde debería de ir. En la mente de Aarón hubo momentos en que el camino no le parecía el correcto, pero Aarón sabía que debía dejarlo ser.
Aarón aprendió a permanecer en el momento. A su debido tiempo, Aarón fue llevado a nuevas tierras, tierras que eran maravillosas, que estaban llenas de cosas que nunca antes hubiera imaginado. ¡Esto no era como las pequeñas islas que había experimentado en sus vidas pasadas! Estas eran grandes y nuevas tierras, con nuevas energías, nuevas oportunidades y nuevos poderes. ¡Permitió que su barco fuera guiado a lugares, a tierras, a descubrimientos que estaban más allá de su comprensión!
Dejando de lado sus herramientas de la vieja energía, fue llevado por las corrientes y los vientos a estos nuevos lugares. En estos lugares él recibió muchos regalos, regalos de comprensión y de sabiduría, regalos de recuperación de su poder, de co-creación, y regalos de paz y felicidad. Trajo consigo estos regalos cuando regresó a casa. Cuando la gente lo vio y le preguntó acerca de los regalos y dónde los había obtenido, él simplemente explicó que había estado en lugares nuevos y maravillosos. Les explicó que había sido guiado por una mano divina y ¡él sabía que era su propia mano divina!. Trajo esos regalos para compartirlos con los que estaban en su tierra natal, y así es como va la historia de Aarón.
Es simple, querido amigo. ¡Es simple! No trates de hacerlo tan difícil. Lección Tres: Lo que Aarón aprendió en este viaje fue “VIVIR EN EL MOMENTO DIVINO?.

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