Sobre la vida y la muerte
El ataúd yacía en el fondo de la fosa.
La primera palada de tierra cayó sobre su tapa.
De pronto, hubo un estallido de canto a todo volumen.
Posado en las heladas ramas de un fresno,
un petirrojo estaba lanzando un alegre trino.
¡Qué suerte!
Es cierto que a veces un ave viene a cantarle al muerto.
Y frecuentemente he oído a familias,
con lágrimas en los ojos,
comentar de regreso del cementerio:
¿Lo oíste?
Un pajarillo vino a cantar para él en el momento
en que lo bajaban a la tumba.
Nadie puede permanecer insensible
ante esta misteriosa manifestación de condolencia.
Y nunca me opongo a su gratitud hacia el pequeño músico alado.
Quiero proteger esta provechosa ilusión.
Así que no les digo la verdad.
En invierno el hambre altera a la naturaleza.
Un hueco recién cavado representa
un tesoro en alimentos para las aves insectívoras y, particularmente, para los petirrojos.
Cuando uno de ellos descubre una fosa recién abierta, canta para hacer saber a sus compañeros su buena suerte.
Cierto anciano jardinero me contó
esto el día que enterraron a su esposa.
J.L.
Comentarios
ADRIANA Escribió :
QU ONDA
Escrito en: Julio 31, 2007 02:14 AM
DENNYS Escribió :
que lindo el poema
Escrito en: Septiembre 11, 2007 12:59 AM
mariela Escribió :
se lo dedico al alma de lely mi madrina
Escrito en: Septiembre 26, 2007 12:21 AM