El poder de las palabras
''EL PODER DE LAS PALABRAS''
Cuenta la historia que en cierta ocasión, un sabio maestro se dirigía a su atento auditorio dando valiosas lecciones sobre el poder sagrado de la palabra, y el influjo que ella ejerce en nuestra vida y la de los demás.
"Lo que usted dice no tiene ningún valor"- lo interpeló un señor que se encontraba en el auditorio.
El maestro le escuchó con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le gritó con fuerza: "Cállate, estúpido!! y siéntate, idiota"!!.
Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia, soltó varias impresiones y, cuando estaba fuera de sí, el maestro alzó la voz y le dijo: "Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo".
El señor se calmó y le dijo al maestro: "Le entiendo, y también pido disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear, sino para mirar otras opciones".
El maestro le sonrió y le dijo: "Perdone usted que haya sido de esta manera, pero así hemos visto todos del modo más claro, el gran poder de las palabras: Con unas pocas palabras le exalté, y con otras pocas le calmé"
Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella, tienen poder e influyen positiva o negativamente. . .
Las palabras curan o hieren a una persona. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuida tus palabras, porque ellas marcan tu destino.
Medita sabiamente para saber cuándo y cómo hay que comunicarse, y cuándo el silencio es el mejor regalo para ti y para los que amas.
Eres sabio si sabes cuándo hablar y cuándo callar.
Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés airado o resentido, y habla sólo cuando estés en paz.
Recuerda que las palabras tienen poder y que el viento nunca se las lleva.
Las palabras encierran una energía que bien puede ser positiva o negativa.
Recuerda:
"Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca".