19 de setiembre 2005, ángel
Cuando Susan fue a la iglesia, y trató de descubrir algo en su interior, se sintió indigna porque Dios y Jesús no hablaban con ella. No se sintió renacida o rejuvenecida. No sintió la pasión que otros fieles demostraban. No podía levantar las manos y gritar “aleluya? con el mismo ardor con que ellos lo hacían. En la iglesia descubrió que era una pecadora, ni Jesús quería tener algo que ver con ella.
Ahora vamos a decirte algo muy importante: la Susan de la que hablamos es parte de ti. La Susan a la que nos referimos es la parte de ti que se acerca en este tiempo a ti buscando curación y enseñanza de la nueva energía. ¿Puedes ser quien guíe a tu Susan? Esa es la tarea actual, ésa es la lección dos.