Muro de Los Lamentos del Rey David - Vista Panoramica


Escucha:

Categorías

Vínculos Patrocinados:

« Aprendido | Inicio | Si me quieres - Dulce Maria Loynaz poema »

7 de agosto 2005, ángel

LU3.jpg

Humano, es tiempo también de soltar lo que tienes aferrado. Si no lo haces, ¡te lo arrebataremos de las manos cada vez que nos sea posible! (risas). Ya sabes de qué hablamos. Has estado aferrado estrechamente a sistemas de creencias. Has estado aferrado a conceptos acerca de quién piensas que eres. Has estado aferrado incluso a la ¡nueva era!. Es tiempo de dejar ir tus creencias. Una vez más esto será difícil y un reto. Pero si continúas aferrado, será difícil que llegues a comprender cómo se teje el tapiz de la vida. Será difícil comprender la creación si continúas aferrado a sistemas de creencias y conceptos que sirvieron en otro tiempo, pero que ahora se han quedado cortos. Serás desafiado a abandonar esas cosas. ¡Y algunos lucharán con insistencia por ellas! Lucharás por los conceptos y creencias que te sujetan y evitan que te deslicen al abismo. Había un humano, de nombre Oryan, que cada día subía en su canoa. La empujaba de la orilla y empezaba a remar. Remaba río arriba contra la corriente. De tanto remar Oryan se hizo fuerte. Vio muchas cosas nuevas a lo largo del camino, a lo largo del río. Continuaba remando y remando. Por la noche se dirigía a la orilla, buscaba algo para comer y se quedaba dormido, exhausto, allí mismo en la orilla, sabiendo que había aprendido y experimentado mucho durante ese día, sabiendo que había experimentado la belleza del río, sabiendo que había experimentado el desafío de remar contra la corriente. Caía dormido exhausto por el trabajo del día. A la mañana siguiente se levantaba, empujaba su canoa de nuevo al río y empezaba remar otra vez, día tras día, semana tras semana, año tras año, remando y experimentando. Y por supuesto era un buen viaje. Era un viaje muy agradable. Oryan continuaba remando y pasaron los días, e incluso se olvidó de un temor que subyacía en su interior, incluso se olvidó de por qué remaba río arriba, contra la corriente. Un día se cansó de remar, se cansó de luchar con el río. Oryan era bueno para experimentar con el viaje, pero se cansó, porque ya no sabía para qué tenía que continuar. Había visto cada curva del río, cada banco de arena, cada árbol, cada piedra, cada roca y todo empezaba a parecerse. No sabía para qué tenía que continuar más lejos. Un día Oryan comprendió el temor que le había mantenido remando. Temía que si paraba, el río le arrastraría hacia atrás, hacia atrás en su sistema de creencia del tiempo. Lo arrastraría hacia atrás, flotaría río abajo hasta llegar a la empinada, altísima catarata donde sería aplastado contra las rocas del fondo. Pero estaba cansado de remar río arriba. Ya no le importaba. Una mañana Oryan sacó su canoa. La sacó al río, pero dejó los remos en la orilla. Dejó que la corriente le arrastrara. La corriente le arrastró río abajo, pasando por todo el territorio que había recorrido anteriormente. Sabía lo que le esperaba. Sabía que era inminente. Sabía que había una gran catarata. Le destruiría. Le aplastaría. Pero ya no tenía energía, deseo ni pasión por continuar remando contra la corriente. Y el día llegó, efectivamente llegó. Pudo ver al río hacerse más rápido. Sintió cómo se hacían más fuertes los rápidos. Sabía que la catarata estaba adelante. Al correr velozmente hacia ella en su canoa, retrocediendo, miró sobre su hombro. Sabía que en unos momentos más su canoa sería arrojada sobre el borde. Caería, caería, caería en el abismo, el abismo por el que tú también te preocupas. Temes que si te dejas ir caerás en él. Pero Oryan aun así se dejó ir. Y hubo un momento de terror y pánico absolutos al deslizarse por el borde. Supo que su vida como humano había terminado. Y por supuesto, así fue. Porque en ese momento final de abandono, Oryan se transformó, en el momento de máximo miedo, de terror total. Se dio cuenta de que todo lo que había estado experimentando era una simple ilusión ¡Sencillamente una ilusión! La ilusión había sido admirable y valiosa y tenía implicaciones más allá de su vida, más allá de la vida de cualquiera. Había implicaciones a todo lo largo del camino de regreso al origen de Todo Lo Que Es. Comprendió que se trataba de una ilusión. En ese momento de pánico y terror, se dio cuenta de que él era el Creador de esa ilusión. Comprendió que ahora podía crear cualquier cosa que quisiera. Podía crear alas para su canoa. O podía crear que ni siquiera existiera el río.

Humano, ahí nos dirigiremos este año, este año que viene,contigo. Ahora suelta tus apegos. Obtendrás nuevos conocimientos. Dejarás ir viejas creencias. Habrá veces en que sentirás el máximo terror dentro de tu ser. Finalmente, a través de este proceso, aprenderás a comprender verdaderamente la ilusión. Aprenderás a comprender que eres tú el Creador. Aprenderás a crear nuevos ríos si así lo decides, ¡canoas con alas si así lo decides! Lo que sea. Es un viaje fenomenal el que realizas. Nada sencillo, lo sabemos, pero fenomenal.

Publicar un comentario

(Si no dejó aquí ningún comentario anteriormente, quizás necesite aprobación por parte del dueño del sitio, antes de que el comentario aparezca. Hasta entonces, no se mostrará en la entrada. Gracias por su paciencia).

  Chat
Servicios Turisticos
Politica de Privacidad - Privacy Policy