Adolescencia: El sabor agridulce de la felicidad II
Si cierras los ojos, quizás puedas ver el mar; si miras hacia atrás, quizás puedas recordar. Si gritas, luchas y alzas tu mano, quizás puedas volar y alcanzar la libertad.
Un lugar libre no es aquel en el que cada uno puede decir lo que quiere, sinó aquel dónde nadie está obligado a escuchar lo que otro quiere decir.
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