Yo te amaba y aún te amo todavía

Tu nombre corre lentamente en mi mente
como la sangre por mi cuerpo

Tu voz atraviesa de extremo a extremo mis oídos
como una dulce melodía

Tus brazos, tus dóciles cabellos,
tus muslos se mueven en mis manos

Y sello mil veces los besos de mi boca
en la carne de tus labios.

Yo te buscaba como un muchacho solitario
digitando una guitarra

Y te esperaba en la esquina de un parque
en medio de una gran ciudad

Yo te llamaba desde un pueblo,
desde un puerto para escucharte

Yo te amaba y aún te amo todavía
porque siempre te he amado

Tú me reconcilias incesantemente con el universo
y conmigo mismo

Despiertas en mi más profundo ser
las emociones nunca antes descubiertas

Humanizas la libertad de mis pasos
impulsándome ánimo y armonía

Tú y yo hacemos posible el amor
como nace una flor al pie de un río.

Yo no sabía nada de este mundo
hasta el día que descubrí tus ojos

Yo ignoraba completamente los castos secretos
de la poesía del cuerpo

Y empezaba a escribir estas palabras
en las páginas del mutismo

Yo gemía contigo en el éxtasis religioso
del altar de nuestra casa

Tú y yo, somos los únicos,
amantes del silencio a cuya sombra nos tendemos

Tú y yo, somos primero,
bello es saber que entre los dos nadie es importante

Somos iguales como dos gotas diáfanas
de clara lluvia o rocío

Como dos almas que juntas
mueren para coloquiar en el mundo

Este es un poema que escribo
como una canción de amor para tí

En el que he depositado
y he impregnado mis más humanos sentimientos

La vida que nos ha tocado
y que hemos llevado desde el primer encuentro

Nada de esto hoy tendría sentido,
si tú no me quisieras y yo no te amara.

Autor: Carlos Alfonso Rodríguez